En uno de los tanatorios de Oviedo hay una cinta plástica a dos metros del mostrador como medida de protección. Pero nadie espera al otro lado. La estancia está completamente vacía, la cafetería, cerrada a cal y canto y las salas sólo están ocupadas por los féretros, sin familiares ni amigos que lloren al ser querido. Es una imagen que se repite en toda la región: no se celebran velatorios y tampoco funerales. "Recomendamos que sólo vengan los familiares más directos y que estén aquí lo menos posible. No es que esté prohibido, pero la situación lo requiere y las familias están respondiendo con cordura. Los pésames se dan a través de la página web o por teléfono", explica uno de los empleados.

Durante el fin de semana todavía hubo algunos velatorios pero con el estado de alarma se extremaron las medidas. "Ahora sólo vienen los familiares a arreglar el papeleo. Sólo pueden entrar dos personas al mismo tiempo en la oficina por motivos de seguridad, o sea que una vez que acaban suelen marcharse. Después vuelven a venir una hora antes del entierro o de la incineración, pero el resto del tiempo lo pasan en sus casas. Y, por supuesto, aquí no vienen amigos ni primos lejanos".

En los velatorios hay más protección en todos los sentidos. "Todos los empleados llevamos guantes y mascarilla. Cada media hora se desinfectan las salas, los espacios comunes y cualquier objeto o puerta que se toque con las manos. Somos muy cuidadosos, si quedamos en cuarentena quién va a atender esto", señala el empleado de otro de los tanatorios de la capital del Principado.

Las medidas de seguridad se elevan aún más si la persona fallecida que llega al tanatorio ha muerto a consecuencia del coronavirus. Hasta el momento sólo se ha registrado un caso en Asturias, pero los trabajadores que se encargaron de recibir el féretro se blindaron a conciencia. "Desde el hospital ya te avisan de los motivos del fallecimiento y ahí se inicia el procedimiento. Para empezar, el personal sanitario nos entrega el cuerpo en una bolsa estanca y se transporta hasta el tanatorio en un ataúd completamente cerrado", señalan fuentes conocedoras del protocolo. "En esos casos no se está celebrando ni siquiera velatorio. Los féretros se meten en una sala y sólo salen para proceder al entierro o la incineración, que es lo más recomendable. Además, el personal se pone unos trajes especiales para trabajar y se desinfecta completamente el furgón con el que se realizó el transporte", añaden esas mismas fuentes. En esos casos los familiares no pueden reconocer el cadáver si no lo han hecho en el hospital. El l Ministerio de Sanidad recomienda son que no se realicen autopsias a los infectados de coronavirus

La pandemia también ha aplazado la celebración de funerales en las capillas de los tanatorios y en las parroquias. "Los curas suelen ser mayores y no se exponen. Pero no pasa nada, los funerales pueden celebrarse cuando pase todo esto. En las grandes ciudades ya no hay funerales de cuerpo presente en las parroquias, se celebran misas".

Las nuevas normas: entierros sin funeral y atender a enfermos, las salidas para los curas

Los arciprestes de la diócesis asturiana remitieron ayer unas instrucciones para los sacerdotes en las que se limitan los movimientos exteriores. En concreto, establece que solo podrán salir de sus domicilios para algunos sacramentos, principalmente entierros y unción de enfermos. Los entierros, además, no podrán tener liturgia de funeral: se limitarán a una celebración rápida de la palabra en el propio cementerio y con el mínimo de personas presentes. Por otro lado, el arzobispo de Oviedo ha escrito una carta dirigida a los fieles asturianos en la que explica las drásticas decisiones que obligan al cierre de las iglesias, en las que no se podrán celebrar misas presenciales. Numerosos sacerdotes retransmiten por las redes sociales las celebraciones.