Los tintoreros asturianos están en pie de guerra contra la decisión del gobierno de considerar el suyo un servicio básico por el cual deberían estar abiertos, como las farmacias o los supermercados, en pleno brote del coronavirus. Porque, como explica Javier Fernández, vicepresidente de Tintorerías Artesanas de Oviedo y miembro de la Asociación de Tintorerías y Lavanderías de Asturias, su caso se parece más bien "al de las peluquerías, como acabaron reconociendo las autoridades".

Tal y como señala Fernández, "nuestro trabajo es a pie de barrio, de usuarios normales, porque la limpieza de la ropa de los hospitales se hace en sus propias lavanderías, y en el caso de los centros de salud y clínicas más pequeñas trabajan con grandes empresas". El lavado con barrera higiénica se hace con lavadoras encastradas en la pared y con dos aberturas: una a una sala de ropa sucia y otra a otra sala de ropa limpia, de manera que son dos los operarios que se encargan para evitar cualquier tipo de contaminación. Y eso "no se hace en nuestras tintorerías, nosotros trabajamos para el público general", explica.

A ello se suma que las cerca de 200 tintorerías que funcionan ahora mismo en Asturias no están recibiendo a casi nadie estos días. "Yo abro unas horas por la mañana y en un día sólo vinieron dos personas, una a recoger una cosa que tenía de hace días y otra para preguntar", apunta Javier Fernández, con lo que "de seguir abiertos, muchos se verán obligados a cerrar en el futuro de forma definitiva, hay quien tiene empleados y esto no se sostiene", denuncia.

La opinión general de los compañeros de sector es la de que "el gobierno no estuvo acertado en incluirnos en el comercio de primera necesidad", reflexiona Ignacio Canga, de la Tintorería Anaya. "Hay que distinguir tintorería tradicional con clientes de tu entorno y lavanderías industriales", sostiene, a la par que recuerda que "la situación es clara, si abrimos no tenemos clientes por miedo a una transmisión o porque al no hacer vida normal no se mancha la ropa. Esto lleva a una situación crítica, no se generan ingresos y se siguen afrontando todos los gastos fijos, lo que lleva a un despido masivo o al cierre de tintorerías", advierte Canga.

Eduardo Rodríguez, de la Tintorería Ibérica, explica también su situación. "Nosotros a día de hoy tenemos los dos locales cerrados por tres causas: en primer lugar por una cuestión de salud, ya que no tenemos ningún medio de protección ni hay posibilidad de conseguir desinfectantes y mascarillas para atender al público". En segundo lugar, porque "en el caso de tratar alguna prenda con infección es muy posible que la persona que te la traiga no te informe y eso puede provocar algún tipo de contagio entre nosotros", apunta. Y por último, porque "hay un parón total, ningún tipo de clientes o posibles clientes por la calle puesto que todo el mundo está confinado en casa". Rodríguez explica que "abrí el lunes pasado por la mañana para terminar un pedido importante de una casa de acogida y no entró absolutamente nadie ni sonó el teléfono, no entra ningún tipo de pedido ni se registran visitas en nuestra página web". Por eso, "todos los que pertenecemos al sector entendemos que no hay ninguna posibilidad de estar trabajando durante este periodo de alerta y existen posibilidades reales de que algún propietario, o peor, alguno de los empleados, se contamine con las importantes consecuencias sanitarias que eso puede tener".

Así las cosas, la asociación se han puesto en contacto con la Delegación de Gobierno para pedir que tome cartas en el asunto porque "estamos seguros de que los técnicos se han equivocado, nos han metido a todos en el mismo saco y verdaderamente no se dan cuenta de que éste no es un servicio básico para la población, porque la inmensa mayoría de la gente, al menos en Asturias, tiene lavadora en casa y sólo viene a la tintorería para limpiezas especiales", sostiene Javier Fernández. Y en este sentido, lanza una advertencia. "Es mi opinión personal y no quiero perjudicar a nadie, pero parece una temeridad tener abiertas las lavanderías de autoservicio, porque si alguien lleva ropa contaminada, la estará doblando sobre la mesa, utilizando cubetas y tocando las lavadoras de manera que se podrían producir contagios", reflexiona. No obstante, el gremio está dispuesto a pactar unos servicios mínimos con la administración en caso de que sea necesario, pero "sin exponer al cierre definitivo a nadie".