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Angustia y rabia en el autoempleo

Autónomos asturianos acusan al Gobierno de "dejarnos tirados otra vez" y temen por la continuidad de sus negocios y por sus ahorros

A los autónomos del Principado se les caen las lágrimas. Por un lado, los trabajadores por cuenta propia asturianos consultados por LA NUEVA ESPAÑA consideran que las medidas de economía de guerra que ha anunciado el Gobierno presidido por Pedro Sánchez para tratar de paliar los efectos de la crisis del coronavirus son "insuficientes" y que la Administración "nos deja tirados otra vez". Pero, sobre todo, viven angustiados por ver sus proyectos laborales y sus ahorros en el limbo si la crisis se alarga mucho más.

Ramiro Pérez, socio de una empresa especializada en informática y tecnologías de la comunicación, en Colloto, duda de que el Gobierno pueda poner sobre la mesa el dinero prometido. "¿De dónde va a sacar los 200.000 millones? Será lo de siempre, seguir apretando a los mismos mientras la clase política nos lleva a la ruina una vez más", apunta, para luego tirar de ironía sobre cuál sería la mejor solución: "Que nos den un millón a cada uno de los 50 millones de españoles que somos y asunto arreglado y muchísimo más barato". Pérez ya ha hecho cuentas y calcula que puede llegar a perder "hasta el 90 por cierto de su facturación" si la bola de nieve sigue creciendo.

La angustia de Ana Fran, propietaria de una librería-juguetería infantil en Avilés, es palpable a su segunda frase. No puede contener las lágrimas. "Estoy muy acongojada", acierta a decir, para luego explicar que "mi problema es que del día 1 al 10 facturo para pagar el alquiler y parte de la cuota de autónomos; luego facturo para pagar proveedores y el último tercio del mes para mí". Y añade: "Todavía estoy pagando la campaña de Navidad, que fue muy mala". Ana Fran no quiere limosnas, lo que espera del Gobierno es que "nos ayuden a volver a empezar, porque tener que arrancar el mes con menos de 800 o 900 euros será muy complicado". Y prosigue: "Yo no quiero que me faciliten cobrar el paro, lo que quiero es que me allanen la cuesta cuando esto pase. Son cinco años invertidos (en su negocio) y quiero seguir con mi sueño adelante". Esta librera trata de tirar de optimismo, pero? "la ola empieza en el local debajo de tu casa y luego llegará a Arcelor, a Alcoa, a los funcionarios a los que les volverán a quitar pagas?". Aunque no todo es negro, ya que considera que si algo está dejando ver la crisis del coronavirus es "la solidaridad que está generando". Ella, por ejemplo, lee todas las tardes un cuento infantil y cuelga el vídeo en sus redes sociales para sus seguidores. "Muchas familias y niños me escriben diciendo: 'Tranquila, vamos a volver, te vamos a comprar a ti los libros'".

Marta Quintero, una de las socias de una empresa de organización de bodas y otros eventos de Mieres, ha tenido estos días que "pluriemplearse". "También estamos ejerciendo de psicólogos", cuenta con cierto humor ante la cantidad de bodas canceladas a las que ha tenido que buscar nueva fecha, con todo lo que eso conlleva, además de un plus de nervios añadidos a las parejas que han visto retrasados sus enlaces. "Seguimos trabajando a tope sin facturar para encontrar nuevas fechas para las bodas y cuadrar las agendas del catering, el dj, el fotógrafo?". Y advierte: "Los eventos de marzo, abril y mayo ya los tenemos recolocados, pero si la cosa se alarga y en junio no empezamos a trabajar?".

Carolina Suárez, propietaria y trabajadora única de un centro de estética en el gijonés barrio de La Calzada, es clara: "No pido un cheque, pero sí que me condonen las cuotas de autónomos, que son casi 300 euros al mes, que nos traten como a los grandes. No somos ningunos parias, pagamos impuestos, la luz, el teléfono? No defraudamos impuestos". Suárez también cree necesario que, al igual que la congelación del pago de las hipotecas anunciado, "se nos dé una ayuda para el alquiler de los locales. Si no, estamos abocados al cierre". Aunque no es optimista en este aspecto, ya que considera que los políticos "una vez más, nos han dejado en la estacada". Y sentencia: "Si esto sigue así me hunden en la miseria. En 2012 decidí dar un paso adelante, capitalicé el paro y monté el negocio. Invertí hace poco en una maquinaria pionera en Asturias, no tengo derecho ni a ponerme enferma y ahora nos dejan tirados. He llegado a pensar en cerrar y trabajar en casa si las cosas se ponen peor". Suárez, como otros muchos de los encuestados, no descarta "tratar de llegar a un acuerdo con el propietario del local a ver qué se puede hacer con el alquiler".

José Carlos Friera es de los que se han quedado en tierra de nadie. "Como no estamos obligados a cerrar al ser del sector sanitario, no podemos optar a las ayudas anunciadas", explica este fisioterapeuta que ejerce en Gijón. Pero la realidad es otra bien distinta, ya que: "Nosotros no podemos cumplir las medidas para el control del virus, tenemos que tocar a los pacientes, así que tuve que cerrar". Friera empieza a asumir que tendrá que acudir a sus ahorros para salir adelante. "Tengo un pequeño colchón. De momento habrá que tirar de la hucha, pero si se alarga más de un mes habrá que echar mano del resto de los ahorros". "Estamos totalmente desamparados", señala, para introducir otro debate: el intrusismo. "Es paradójico que los masajistas, que no están titulados, sí pueden cerrar y acceder a las ayudas, y nosotros no".

Otro de los sectores golpeados duramente por la parálisis del país es la hostelería. Marcelino Menéndez es propietario de un bar en Oviedo. Su lamento arranca con el argumento de que "a los pequeños hosteleros nos tumbaron al primer golpe, nos trataron como apestados, pero yo veo a autónomos trabajando en casas particulares o en la calle a gente de las contratas del Ayuntamiento". Menéndez resalta que "en muchos casos, los pequeños autónomos de la hostelería viven a la semana, al mes", y que esto obligará a dejar de pagar rentas y a proveedores, "que no tienen ninguna culpa". Y sentencia: "Dicen los políticos que esto es una causa de todos; ya veremos al final quién lo gana todo y quién lo pierde todo".

Tampoco corren buenos tiempos para las agencias de viajes. Mónica Blanco es propietaria de una en Avilés, donde lleva semanas "trabajando a destajo para desfacturar: devolver a pasajeros a casa, cancelaciones que suponen devolver los beneficios? El trabajo de los últimos cinco y seis meses se ha ido por la borda". Y, aun así, mantiene cierto optimismo, ya que confía en que el panorama se despeje antes de que empiece la campaña de verano: "Quiero ser positiva. El mundo entero está paralizado, pero no lo seguirá eternamente. Poco a poco iremos tirando adelante".

Pero de momento se comienzan a estudiar medidas como los expedientes de regulación temporales de empleo. En esta situación se encuentra Andrea Menéndez, propietaria de una peluquería en Oviedo en la que trabajan otras cuatro personas. "Quiero lo mejor para mis trabajadoras", explica, mientras se queja de que falta información "detallada y clara" sobre las medidas puestas en marcha por el Gobierno. "Está todo un poco el aire. La asesoría está intentando informarse, pero todas las plataformas online del Estado están colapsadas", sentencia Menéndez.

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