Aún no hay vacuna contra el coronavirus, pero sí contra la soledad, el daño colateral de quien padece la enfermedad. Cristina Marín Campos era una cirujana más del madrileño Hospital de La Paz donde el virus acecha en cada control de enfermería. Tuvo una brillante idea: instar a ciudadanos anónimos a escribir cartas para animar a los infectados más graves; los que tienen un doble padecimiento: el virus y la añoranza de sus seres queridos. La idea triunfó. Más de 35.000 personas redactaron cartas de su puño y letra. El proyecto ha traspasado fronteras. En Asturias hay dos iniciativas similares. Una en el HUCA y otra capitaneada por una editorial independiente que editará un libro con las mejoras epístolas.

La campaña en el hospital comenzó el miércoles. María Consolación Cristina Salazar será la enfermera encargada de recoger los manuscritos. Tiene un apoyo fundamental, el que le da Francisco Martínez, su sobrino. Han empezado con buen pie. Una veintena de personas ya han enviado cartas y pintado dibujos. La sanitaria hará de cartera por las habitaciones para repartir la correspondencia. "La cuarentena es muy dura y esto es un apoyo fundamental para hacerles el camino más llano a los enfermos", apuntó Martínez sobre una idea que explora el lado más empático de la sociedad.

El perfil de los participantes es variado. Paco tiene 63 años. Es profesor de biología y el remite de una de las cartas. Anima a tener confianza en el sistema público de salud. "Hace un año estuve ingresado por una embolia pulmonar de la que pude salir gracias al cariño, dedicación y profesionalidad de los que me trataron tanto en el hospital como en mi centro de salud, los tres meses que estuve de baja", redactó.

Paco, además de biólogo, tiene tintes melómanos. Anima a los enfermos a escuchar "Resistiré" del Dúo Dinámico, una canción elevada a himno casi equiparable al "Bella Ciao" italiano en la batalla que libra el país contra la pandemia de COVID-19. "Tus células te escucharán y te obedecerán y aumentarás tus defensas, porque tú lo pides y tú lo deseas", aseguró convencido en su folio.

Carolina, Tomás y Santiago son tres niños de la misma familia. Los pequeños, en lugar de cartas fabricaron sus propias postales. Mandaron dibujos con mensajes de ánimo y fotos en los que se los ve sonrientes, como si quisieran contagiar su buen humor a los que sufren en una la cama de la Unidad de Cuidados Intensivos del HUCA.

Clara, ovetense de 13 años, escribió una breve epístola. Cuenta cómo cumple el ritual de aplaudir a los médicos desde el balcón de su casa todos los días a las ocho en punto. "Hacen un buen trabajo cuidándoos. Aunque no podáis ver a vuestra familia, están pensando en vosotros", relató la joven.

Los promotores de la iniciativa esperan que "la curva" de cartas y dibujos sí crezca. La ecuación es simple: a más cartas, más ánimos y menos soledad. "No estás solo. Toda Asturias y toda España está volcada en esto. A las ocho te aplaudimos. A ti, sí. Y a todos los que trabajan para que esto siga adelante", contó una persona del todo anónima en otro texto.

Al calor de la idea de la cirujana madrileña han florecido otras iniciativas similares. Orpheus Ediciones Clandestinas es una pequeña editorial asturiana con doce autores en cartera. Hace dos días puso en marcha un buzón digital para aquellos asturianos que quisieran paliar la soledad de los enfermos de coronavirus. Han recibido ya 20 cartas anónimas. La idea es recopilarlas posteriormente en un libro cuya recaudación irá destinada a la investigación científica. "La literatura puede curar a la gente", aseguró Nieves Bruxina, propietaria de la editorial, que posteriormente recopilará todas las cartas en un libro cuyos beneficios se destinarán a la investigación científica.

Una de las cartas es especialmente cálida. "Todo esto pasará y volverá todo a girar muy rápido de nuevo. Te estamos esperando", escribió una mujer que solo reveló que se llama Montse. "No tengo recetas para combatir el aislamiento, solo sé que dentro de cada uno hay un refugio, un lugar en el que puedes estar un rato tranquilo. Está la habitación de los recuerdos y también la del futuro cuando todos salgamos a respirar hondo y abrazarnos", añadió. A la habitación de la que habla Montse está llamado todo el país, cuando el número de contagios se reduzca y los que hoy reciben un antídoto contra su soledad en forma de carta puedan volver con sus seres queridos.