Las restricciones a la movilidad que han decretado otros países para frenar la expansión del coronavirus le han jugado una mala pasada a la luanquina Sara García Bango, que se halla de vacaciones en Filipinas con una amiga y empieza a ver complicado retornar a casa el domingo que viene como tenía previsto. Por lo pronto, se encuentra en una isla a 500 kilómetros de Manila en la que han suprimido los vuelos a la capital filipina; junto a la asturiana hay un grupo de otros 50 españoles y en toda la antigua colonia se calcula, según la embajada, que hay unos trescientos. Sara García Bango, por fortuna, está alojada en un hotel que les ha prometido facilidades de estancia si la situación no se arregla. La familia de la joven confía en una pronta solución.