Las escenas que se viven estos días en los servicios de Urgencias de los hospitales con un país en el que las víctimas del coronavirus se cuentan por miles son algunas de las más duras de asimilar por quién no las vive. Por eso muchos utilizan las redes sociales para relatar el horror al que hacen frente, con ánimo, energía y pocos medios, los profesionales sanitarios de este país a los que cada tarde, a las ocho, miles de españoles aplauden desde los balcones.

Uno de tuiteros que ha contado su experiencia (una de las que más se ha compartido en las últimas horas en redes sociales) es @entremeeples, que ha usado un hilo de Twitter para relatar lo vivido en las 48 horas que tuvo que pasar en Hospital Infanta Sofía. "No os podéis imaginar lo que se vive allí", comenzó el tuitero haciendo hincapié en que el trabajo de los sanitarios "pone los pelos de punta". "Son héroes, pero no incansables. Les he visto desfallecer por el esfuerzo y la presión en más de una ocasión. Cuatro veces me llevaron en la camilla a la zona de rayos y por los pasillos internos he visto a muchos de ellos rotos llorando mientras se tapaban la cara con la mano", afirma.

"Quizá lo que más me ha impresionado han sido los gemidos de muchos ancianos llamando a sus madres con un susurro. Me dicen los sanitarios del box que es muy habitual a esas edades. Pero es sobrecogedor escucharlo. Hay que tener agallas para vivir eso cada día en el trabajo", relata el usuario de Twitter en un relato que ha recibido el aplauso de cientos de personas por su narrativa y por la crudeza con la que describe una realidad que, tal como insisten muchos, aún podemos intentar parar. El tuitero asegura que otra de la cosas que le llamó la atenci´n es que "en los poquísimos segundos de descanso los médicos comparten los vídeos que reciben de los aplausos desde los balcones. Cuando les agradeces el esfuerzo tienen tal nudo en la garganta que casi no pueden hablar. Así que si, salid a las 8 a aplaudir, que el mensaje les llega", afirma.

"Y aquí estoy ahora mismo, rezando por no haberme traído un “regalito” del box y por recuperarme lo mejor posible, con mi vía puesta para el gotero en casa, y con una hospitalización domiciliaria que de momento funciona también como un reloj. Y acordándome de las caras y algunos nombres de esos profesionales y personas increíbles que me salvaron la vida en mitad de una crisis sanitaria, trabajando de forma incansable y con siempre una sonrisa cuando hablaban con los pacientes. Eso que me llevo", concluye haciendo hincapié en la necesidad de que todos nos quedemos en casa.