Uno no puede ni acercarse a la puerta. Está prohibido acceder al interior de la residencia geriátrica de Grado si no se pertenece a su personal, igual que en el resto de centros de mayores del Principado desde hace una semana. Pero en Grado es diferente. Lo hace diferente que sea el centro que concentra el mayor número de contagios en la región. El mismo al que pertenecía una mujer de 96 años fallecida el jueves en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), la segunda víctima mortal en Asturias con coronavirus. Y el mismo del que salieron otros dos residentes para ser ingresados en el HUCA y que se encuentran en estado crítico.

Las cifras del número de infectados varía en cuestión de horas. A veces ni eso. Pero en el último recuento oficial se dispararon de 15 a 70 en 24 horas. Así, de un plumazo.

La situación es de tal gravedad que el Principado decidió realizar el test del coronavirus a todos, residentes y profesionales. Un centenar más o menos. Y no solo eso. Envió a un "ejército" a desinfectar e higienizar todo el edificio, paso previo a lo que oficialmente definieron los expertos como "medicalizar la residencia", lo que se traduce en convertirla en lo más parecido a un hospital.

La Consejería de Derechos Sociales señaló que "se ha llevado a cabo un refuerzo de la plantilla de enfermeras para garantizar la asistencia a todas las personas mayores del centro cumpliendo con las ratios adecuadas para esta circunstancia, tanto en lo referente al personal como a material". Añadió que "las personas mayores cuyo estado de salud sea estable permanecerán atendidas en la residencia y aquellas personas cuyo criterio clínico aconseje el ingreso serán derivadas al HUCA".

El temor, según las distintas fuentes consultadas, es que sean muchos los traslados al Hospital Central, porque la situación es muy grave. Tanto, que la previsión es de numerosas bajas también entre el personal en cuestión de días.