Un poco de dulce nunca viene mal y menos ahora que hay largas sobremesas y meriendas, con tertulias interminables. Cualquier situación se lleva mejor en torno a una buena mesa. Así opina Maite Álvarez, propietaria del restaurante Casa Lula, en Tineo, que propone unos clásicos formigos, las ancestrales migas dulces del occidente de Asturias, que nada tienen que ver con las torrijas ni con las picatostas, para sobrellevar estos días.
Sin duda, una de las ventajas de esta receta es que permite aprovechar el pan del día anterior, algo fundamental cuando la restricción de movimientos puede dificultar la tarea de salir a comprar. "Los formigos entran en lo que llamamos cocina de aprovechamiento o cocina de reciclaje, algo que está de moda de nuevo", indica Maite Álvarez.
La elaboración comienza partiendo el pan que haya en casa retorciéndolo con la mano, en trozos pequeños. A continuación, se baten los huevos y se echan encima los trozos de pan. Es necesario esperar unos minutos para que el pan absorba bien el huevo. El siguiente paso es poner la sartén con la mantequilla a calentar y agregar el pan mojado en huevo, sin dejar de revolver. Cuando los formigos se vayan dorando se añade el azúcar, sin parar de remover. A continuación, se echa el vino blanco y se deja reposar unos minutos.
Otro truco es utilizar miel en vez de azúcar, como se hacía antiguamente. Sustituir la mantequilla por aceite de oliva para freír es otra posibilidad.
Sin duda, se trata de un plato contundente, pero siempre se puede hacer un exceso en la dieta compensándolo por otro lado. Los formigos era un capricho dulce que se reservaba para las mujeres que acababan de dar a luz.
