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La industria básica asturiana de la pandemia

Fábricas de celulosa, lejía, telas especiales, hojalata, conservas y alimentos básicos ganan mercado con la crisis sanitaria

La industria básica asturiana de la pandemia

El coronavirus ya está atacando al corazón industrial de Asturias. Se anuncian paradas en algunos talleres de ArcelorMittal, en Saint-Gobain, en Vauste? Frenó el sector del automóvil en España y detrás empezaron a registrarse choques en cadena. Del siniestro pocas industrias se salvarán, pronostican organizaciones empresariales y sindicatos. Sin embargo, las hay que con el virus están ganando mercado. Son industrias de productos de limpieza, como Asturquimia; de textil para vestimenta de protección, como Jacob Holm, el productor de Sontara; de materias primas para envasar conservas, como la línea de hojalata de ArcelorMittal, y de alimentos básicos como la leche y sus derivados que fabrican Capsa o Ilas, cuya demanda ha crecido al ritmo del acaparamiento de alimentos en los supermercados. Es la industria básica asturiana de la pandemia, que extrema las medidas de protección de los empleados para intentar seguir catando la vaca mientras puedan.

Con el coronavirus, las casas vuelven a oler a lejía. Asturquimia, con fábrica en Sariego, es el mayor productor de lejías y detergentes líquidos de capital español. Responsables del fabricante de marcas como Unex o Camello señalan que están incrementando su producción para España y Portugal al constatar que la demanda ha aumentado más de un 30%.

Estos días, en los carros de la compra nunca faltan los rollos de papel higiénico. Eso si se llega a tiempo para cogerlos antes de que se vacíen las estanterías. El grupo papelero Ence, que tiene una de sus dos fábricas en Navia, ha registrado en marzo un aumento del 20% en la demanda de celulosa para el segmento de tisú (papel higiénico, papel de cocina, servilletas, pañuelos de papel) coincidiendo con el avance del COVID-19. Según destacaron fuentes de la compañía, la planta de Navia opera con normalidad bajo un estricto protocolo interno de prevención frente al coronavirus.

Mascarillas y toallitas

Jacob Holm, la multinacional suiza que en 2014 adquirió las dos plantas de producción de Sontara de Du Pont (las de Estados Unidos y Asturias), también detecta un notable incremento de la demanda de sus telas no tejidas a causa de la pandemia de coronavirus. "Nos alegra ver que nuestros productos en rollo salen de las instalaciones de transformación como vestimenta de protección personal, que incluye máscaras faciales y toallitas desinfectantes, para convertirse en parte de la primera línea de protección para los trabajadores que dan respuesta a la emergencia en todo el mundo", señaló Martin Mikkelsen, director ejecutivo de Jacob Holm, que añadió que "dada esta gran responsabilidad, hemos tomado en las últimas semanas mayores medidas de protección de empleados y productos". Esas medidas extra afectan a la factoría del valle de Tamón, que opera a pleno rendimiento. "No hemos experimentado, ni esperamos, interrupciones en nuestra cadena de suministro en ninguno de nuestros emplazamientos de producción en este momento", aseguró Mikkelsen.

Más latas

La multinacional siderúrgica ArcelorMittal sí ha experimentado interrupciones en su cadena de suministro y a raíz del parón en el sector del automóvil, uno de sus principales clientes, ha comenzado a reducir producción y ha anunciado el cierre temporal de uno de los dos hornos altos de Gijón, de uno de los dos sínter que lo alimentan de mineral, el aplazamiento de las puesta en marcha de la segunda fase de las baterías de coque de Veriña, un ajuste en la acería LD-III y la clausura de una de las líneas de galvanizado de Avilés, la centrada en el automóvil. Sin embargo, la compañía está registrando un incremento de demanda de hojalata y pretende preservar a toda costa la producción de la línea que tiene en Avilés. El taller surte hojalata a los principales fabricantes de envases, que demandan más materia prima de lo habitual porque en las última semanas se ha disparado la compra de conservas en lata y con ello la fabricación. Siempre ocurre en tiempos convulsos. La preocupación se envasa en lata.

Una de esas empresas que han incrementado la demanda de latas es la avilesina Conservas Laurel, cuyos responsables afirman estar viviendo estos días un pico de producción importante. "Desde el miércoles día 18 estamos trabajando en turnos de entre doce y trece horas y hemos tenido que contratar a una persona más", explica Daniel García, socio de esta empresa, que ahora cuenta con un plantilla de cinco trabajadores. García atribuye este aumento en la producción a una política de incremento en el abastecimiento que están aplicando en las últimas semanas las grandes superficies comerciales.

El principal cliente de Laurel es El Corte Inglés, a cuya sede en Madrid se envían las conservas desde Avilés. "Además de las rigurosas medidas de seguridad en la planta de producción, en la que no dejamos entrar a nadie ajeno a la empresa, también mantenemos un especial celo en la relación con los transportistas", relata Daniel García sobre una máxima que extienden también al trato con sus proveedores, con los que, asegura, no han tenido ningún problema de suministros. "Las latas nos llegan de La Rioja, algún pescado congelado de Barcelona y el grueso de la materia prima es de Asturias. Por ahora no está habiendo ningún tipo de problemas para recibirlos", asegura el socio de la empresa conservera.

Fabada frente al virus

Laurel elabora en sus instalaciones de Avilés principalmente platos típicos asturianos en conserva. Desde la dirección de la compañía afirman que "el cuchareo" es lo que más se demanda. "Sobre todo, la fabada y los potajes", afirma García, que relaciona esta tendencia a las bajas temperaturas propias de esta época del año.

Con la alarma por coronavirus, los armarios se han llenado de latas y de todo tipo de alimentos básicos. La leche es uno de ellos. La fábrica de Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) de Granda, en Siero, funciona al máximo de su capacidad con tres turnos de trabajo las veinticuatro horas del día, según apuntaron fuentes de la compañía, que comercializa sus principales productos con la marca Central Lechera Asturiana. Desde que comenzó a expandirse la epidemia de coronavirus, Capsa ha sumado a sus estrictas medidas de seguridad e higiene otras extraordinarias. Fue una de las primeras compañías en la región que implantaron la toma de temperatura a todas las personas que acceden a la factoría industrial de Granda.

Fuentes sindicales señalaron que la otra gran planta lechera de la región, la de Industria Lácteas Asturianas (Ilas) en Anleo, en Navia, que comercializa sus productos principalmente bajo la marca Reny Picot, también está registrando un pico de producción. El acopio de distribuidores y familias está elevando la demanda en el sector lácteo, la principal industria agroalimentaria de Asturias. Además de Capsa e Ilas, compañías como Danone, Nestlé y Arias también tienen fábricas en la región (en Salas, Sevares y Vegalencia, respectivamente) y a ellas se añaden otras asturianas de menor tamaño, como Industrias Lácteas Monteverde, con fábrica en Grandas de Salime. En industria agroalimentaria, Asturias es la leche.

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