El primer respirador del mundo impreso en 3D y creado por cuatro investigadores asturianos será probado clínicamente mañana en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Los ingenieros Marcos Castillo, Juan María Piñera y Carlos Moreno-Luque y el especialista en 3D Bartolomé López, que están haciendo ensayos con pulmones de cerdo, prevén que a finales de la próxima semana o principios de la siguiente ya puedan empezar a producir masivamente respiradores para donarlos a los centros hospitalarios, donde escasean debido a la pandemia del coronavirus. En la fabricación participarán de forma altruista 2.000 expertos de toda España, que estarán en condiciones de producir un aparato cada tres horas.

"Llevamos una semana prácticamente sin dormir, vamos muy rápido. Nos está ayudando mucha gente, esto es espectacular", cuenta el equipo asturiano, que se hace llamar "Reesistencia Team" y que también integran especialistas de otras regiones, como el anestesista Ramsés Marrero y el ingeniero Luis Gonzalo Aller, ambos de Canarias. El asturiano Marcos Castillo será quien coordine, una vez superen la validación clínica del prototipo, la fabricación en toda España. En estos momentos hay más de 2.000 impresoras 3D disponibles y cada una de ellas tarda tres horas en fabricar un respirador. Así que en el caso de que las máquinas estuvieran funcionando sin parar veinticuatro horas serían 16.000 equipos diarios, una salvación para muchos hospitales que están hoy al límite.

Hasta hace una semana ninguno de estos héroes se conocían entre sí. Todo empezó con un chat de Telegram llamado "Coronavirus makers", que creó la comunidad tecnológica de España cuando se decretó el estado de alarma. El objetivo era poner en marcha proyectos que ayudasen al personal sanitario en su lucha contra el coronavirus. El grupo fue creciendo y creciendo hasta superar ayer los 7.000 participantes. La iniciativa que tuvo mayor éxito fue la liderada desde Oviedo por los asturianos Marcos Castillo (ingeniero informático), Juan María Piñera (ingeniero mecánico), Carlos Moreno-Luque (ingeniero electrónico) y Bartolomé López (especialista en 3D). "Empezamos a ver que podía ser factible hacer el respirador el domingo o el lunes. Nos pusimos a investigar y el miércoles comenzamos a producir las piezas", explican. El jueves ya estaba el prototipo prácticamente hecho a costa de trabajar a destajo día y noche.

Todo el proceso de fabricación lo cuentan a través de sus redes sociales para que, llegada la hora de tener que producir miles, cualquier persona con impresora 3D pueda hacerlo desde su laboratorio. Su idea ya llegó incluso a otros países, donde se han organizado para seguir sus pasos. Ahora están en la fase de la validación clínica, cuyos trámites están acelerando las consejerías de Sanidad y Ciencia, a las que agradecen su apoyo. El ingeniero Marcos Castillo estuvo ayer reunido con un equipo médico del HUCA para recoger sus opiniones antes del ensayo final del lunes. El Principado ha anunciado incluso que buscará "la forma de financiar" el proyecto, dada la importancia que tienen los respiradores en pacientes con coronavirus. "Probarlo para que funcione bien tiene un proceso. Ahora lo más importante es tener paciencia", dicen en relación a la cantidad de manos que quieren ayudar. Ya han perdido la cuenta de cuántos correos y mensajes les llegan al cabo del día. Son miles. "Estamos desbordados por la increíble predisposición que tiene la gente", afirman los miembros de "Reesistencia Team".

El respirador tuvo el viernes repercusión nacional al anunciar en rueda de prensa la Guardia Civil que habían donado cien boquillas de etilómetros a un equipo asturiano. Las habían pedido el jueves para incluir en su invento y esa misma noche las tuvieron. Aunque existen otros modelos en el mundo de ventilador mecánico DIY (siglas del inglés, Do It Yourself, hazlo tú mismo), no son aplicables, dicen los expertos, para un uso mantenido. Por esta razón, el equipo "Reesistencia" decidió hacer cambios, como válvulas de control y la implementación de un sistema ventilatorio Jackson Rees (de ahí el nombre del grupo) en lugar de los AMBU que existen en otros proyectos.