La flota cerquera que opera en aguas del Cantábrico, formada por un centenar de barcos (cuatro de ellos asturianos), ha acordado una parada conjunta hasta después de Semana Santa. Los problemas asociados a la crisis del coronavirus, especialmente la caída de precios y las dificultades logísticas (transporte de tripulaciones), suponen un freno para la actividad que este tipo de barcos -que capturan especies como la caballa (en plena campaña), jurel o anchoa-, que ahora dejarán de proveer un producto de primera necesidad.

Con este paro, el cerco del Cantábrico se convierte en el primer segmento de flota española que para su actividad desde que se decretó el estado de alarma. Una detención que se alargará hasta el 13 de abril, momento en el que los barcos analizarán la situación y verán si les compensa salir para aprovechar la campaña de anchoa. "Quizá para entonces haya fábricas cerradas y no interese", explican fuentes del sector afectadas.

El presidente de la asociación que agrupa a los barcos asturianos de cerco, Eduardo Cuevas, explicó ayer que es "inviable" para los armadores garantizar la salud de las tripulaciones bordo de los barcos frente a los contagios por coronavirus: "Catorce personas tienen que comer en un espacio de apenas cinco metros cuadrados y lo de poner guantes y mascarillas es impensable".

El resto de la flota (arrastre, bajura) empieza a pensar también en parar los barcos dado el hundimiento generalizado de los precios del pescado.