Esta semana será decisiva para buscar soluciones que palien el brutal impacto del coronavirus en la economía europea. Existe un atisbo de que, por una vez, parece posible un acuerdo que alivie a los estados más endeudados, como el caso de España, con la garantía de los más estables. Una solidaridad que no ha existido hasta ahora entre los 17 países que forman parte del euro. La Comisión, que, no lo olvidemos, preside una alemana, Urusula von der Leyen, que ha trabajado codo con codo con Angela Merkel en todos sus gobiernos, ya ha anunciado que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que obliga a los estados a mantener la deuda por debajo del 60% del PIB y un déficit menor del 3% no será de obligado cumplimiento en la crisis. Es la primera vez que se suspende su aplicación.

Y al mismo tiempo Alemania, la gran locomotora de la Unión Europea (UE), da síntomas de aceptar que se compartan las deudas de los países que integran el euro. No es seguro que acepte la mutualización que tantas veces le han reclamado sus vecinos del sur, especialmente Grecia, Italia, España y Portugal, y ahora Francia, pero tampoco se niega en redondo. En la crisis de 2008 esa hubiera sido una salida razonable, pero en Alemania la deuda y el déficit son sagrados y el temor a una posible inflación -que en el período entre las dos guerras mundiales fue una de las causas del avance del nazismo- es tal que no han aceptado ningún desvío de sus principios. Esa rigidez que anida en el Bundesbank y que en plata viene a decir que los alemanes -y en general los países nórdicos- no se quieren hacer cargo de la indisciplina presupuestaria de otros, parece que esta vez está puesta en duda.

Uno de los primeros en observarlo ha sido el eurodiputado asturiano Jonás Fernández, portavoz socialista en la comisión de Asuntos Económicos, quien la semana pasada reclamó la utilización del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), creado justamente en 2012 para auxiliar a estados con problemas, en esta crisis. Para su sorpresa, el portavoz del grupo conservador, alemán, firmó la propuesta, algo impensable solo una semana antes. También lo hicieron uno de los grupos liberales, en el que está encuadrado Ciudadanos, y Los Verdes. El MEDE está dotado con 500.000 millones de euros de los cuales podrán estar disponibles 410.000.

Hay expertos que consideran que el MEDE podría ser contraproducente y que está pensado para aliviar otro tipo de crisis, pero sea de una u otra forma parece que finalmente esta semana, en la que habrá reuniones virtuales de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) y también de los que están en el euro (Eurogrupo) podrían avanzar en esa dirección. En principio en la UE se consideraba que con el anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de disponer de un programa para adquirir bonos públicos, corporativos y de entidades financieras por un valor de 750.000 millones de euros podría ser suficiente. Pero cada a medida que aumentan los confinamientos y el virus avanza crecen también las peticiones para utilizar el MEDE o cualquier otro sistema de mutualizar las deudas ante la recesión que se avecina cuyo impacto todavía no puede calcularse. Hasta el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos ha reclamado públicamente esa solución compartida.

Alemania ha salido enseguida en defensa de sus empresas y el gobierno Merkel ha pasado a segundo plano el control de su deuda y déficit, pero es un país netamente exportador: necesita que sus clientes, preferentemente los europeos, dispongan de liquidez para comprarle. Para eso tendrá que hacerse cargo de una parte de la abultada factura que se nos viene encima. Esta semana sabremos si de verdad esa solidaridad llega a todos los rincones.