La crisis del coronavirus ha puesto el foco en los geriátricos de toda España, y Asturias, una de las regiones más envejecidas del país, intenta volcarse en proteger a los mayores. Numerosas familias de ancianos asturianos ingresados en residencias manifiestan su preocupación al Principado ante la situación, y los responsables autonómicos incidieron ayer en la transparencia en la información en relación a las quejas de la familia de Laudelina Granda, que falleció con coronavirus el sábado a los 94 años en el geriátrico Palacio del Villar de Piedras Blancas, dependiente del ERA.

"En esta situación extraordinaria si algo nos preocupa en el ERA es precisamente la información a las familias. Desde las direcciones de los centros se ha informado con total transparencia a todos los familiares de la evolución de la situación en todas las residencias afectadas por coronavirus", indicó ayer la consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Melania Álvarez. "Cada paso, cada decisión que se toma y que afecta a la relación con las familias cuyos familiares están afectados por el virus directa o indirectamente se les comunica de inmediato", añadió.

Las declaraciones de la Consejera llegan a raíz del caso citado anteriormente de Laudelina García. La familia directa de la fallecida se quejó sobre la falta de información y los mensajes confusos, según ellos, por parte del ERA. Nerea Granda, la nieta de la fallecida, aseguraba ayer antes al mediodía que se trataba de "un escándalo y una situación inhumana". Según la nieta, la familia se enteró de que en la residencia había contagios a través de los medios de comunicación. "El viernes nos dijeron que mi abuela estaba mal, que tenía un poco de fiebre, pero que no sabían si tenía coronavirus, aunque ya había contagios", recalaba ayer la nieta.

Finalmente, el sábado por la tarde, responsables del centro de Castrillón, según dice la nieta, comunicaron a la familia el fallecimiento de la citada anciana, que llevaba un año y medio en el centro y atravesaba un delicado estado de salud. Ayer, un día después de su fallecimiento, responsables del centro también informaron de que había dado positivo en coronavirus.

Desde la comunicación del fallecimiento, y de ahí viene el conflicto, la familia de Granda se queja de "falta de información" por parte de los responsables del Principado e incluso la nieta sostiene que ayer por la mañana todavía no sabía dónde se encontraba el cadáver de su abuela. El sábado por la tarde, además, el hijo y la nuera de Granda acudieron al tanatorio de Avilés, donde, según ellos, todavía "no les constaba la llegada de mi suegra", recalca Milagros Aragón, que quita de toda la responsabilidad a los responsables del tanatorio: "Lo que echamos de menos es una llamada de alguien del ERA. El tanatorio se portó de cine, indica. La nieta de la fallecida asegura que desconocía ese dato. La Consejera, por contra, sostiene que "la familia de esta señora ha estado informada en todo momento de la situación y de la evolución de la paciente".

La familia de la fallecida, ya más tranquila, lloró ayer la perdida de Laudelina García, "una enorme persona".