Ir a sembrar algo a la huerta, mantener la tierra con un mínimo cuidado, recoger fruta y algunas de las verduras de invierno o realizar cualquier otra actividad en las miles de fincas que los gallegos tienen reservadas para el consumo familiar se volverá en adelante muy complicado.

La Consellería do Medio Rural publicó ayer unas instrucciones -que regirán hasta nuevo aviso- para los cultivos dedicados al autoconsumo que dejan muy poco margen de acción. La restringen y mucho por culpa de la pandemia. Solo se podrá ir a estas fincas cuando la distancia del domicilio no sea mayor de 500 metros y, para limitar aún más la movilidad de sus propietarios, también se les exige que dispongan del carné de manipulador o aplicador de productos fitosanitarios, una acreditación de la que muy pocos gallegos disponen.

El cuidado de un huerto para llenar la despensa familiar es una práctica muy extendida en Galicia, así como en Asturias. No solo en el medio rural, sino también en los ámbitos urbanos, con miles de personas que cuidan huertos en las tierras rústicas que rodean los núcleos urbanos.

De hecho, Galicia lidera la huerta de autoconsumo en España, con el 20% de la producción nacional y casi 24.000 hectáreas de tierra destinada a este fin -el equivalente a seis ciudades del tamaño de Vigo-, según los últimos datos oficiales de que dispone el Ministerio de Agricultura.

La gente las trabaja por apego a la tierra, por entretenimiento o como una vía para llenar la nevera con productos naturales y de temporada. Sin embargo, como otras muchas actividades, las restricciones por el coronavirus también llegan a este ámbito no profesional.

Con la publicación de sus instrucciones, la Xunta saca del limbo -generado por la crisis sanitaria- una práctica muy asentada en la comunidad. Medio Rural autoriza los desplazamientos a estas huertas, pero tienen que ser los “mínimos e imprescindibles” y que en ningún caso se pueda recorrer una distancia superior a los 500 metros desde la vivienda habitual.

Si ya así se trata de una limitación muy restrictiva, la segunda condición lo es más todavía, ya que la orden de la Xunta precisa que además para poder acreditar este desplazamiento habrá que presentar el carné de manipulador de productos fitosanitarios, en caso de que las Fuerzas de Seguridad y otros cuerpos de vigilancia lo pidan.

Ya dentro de la finca, como máximo solo podrán estar dos personas, independientemente de su superficie, y entre ellas tienen que guardar la distancia de seguridad.