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El motor invisible de la pandemia: las personas que no tienen síntomas causan el 80% de los enfermos

El primer estudio sobre la experiencia china alerta del enorme potencial de contagio de las personas asintomáticas

El motor invisible de la pandemia: las personas que no tienen síntomas causan el 80% de los enfermos

El coronavirus no sólo es muy hábil para saltar de un cuerpo humano a otro, también tiene el don de la invisibilidad. Es decir, muchas personas con coronavirus están infectando a otras porque no saben que portan el virus. No tienen síntomas que les indiquen que deben apartarse de sus congéneres. En su caso, la enfermedad no se manifiesta apenas, pero al contagiar a la siguiente, si ésta se encuentra dentro de los grupos de riesgo, el nuevo portador puede acabar en la UCI o fallecido. Esa "invisibilidad" que puede adoptar el coronavirus es clave pues, según los primeros estudios publicados a partir de datos fiables, son el principal combustible para la propagación de la pandemia.

Jeffrey Shaman, del departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Columbia en Nueva York, acaba de publicar en "Science" el primer trabajo que cuantifica el potencial que los asintomáticos tienen para contribuir a la extensión de la pandemia. Shaman y su equipo sustentaron sus cálculos en los casos registrados en China. Analizaron los datos disponibles de 375 ciudades chinas desde el 10 de enero. A partir de esa información estimaron que el 86% de las infecciones que se produjeron antes de las restricciones de movimientos aplicadas el 23 de enero fueron causadas por personas que no tenían apenas síntomas de estar enfermas. Por persona la tasa de transmisión de los enfermos que no tienen síntomas es del 55% con respecto a los que sí manifiestan la enfermedad. Sin embargo, debido al gran número de personas asintomáticas que había calculan que ellos fueron la fuente del 79% de los casos en que sí se manifestó la enfermedad. Los que estaban enfermos sin saberlo no sólo eran más. Es que también seguían con su vida normal, sin considerar que debían de separarse en exceso de los demás por ser portadores del coronavirus. Shaman, en declaraciones de "New Scientist", es claro: "Estas personas son los principales impulsores y son las que facilitaron la propagación".

La misma publicación alude otra investigación en Italia en el mismo sentido. El caso, un exitoso proyecto piloto en medio del descontrol italiano, merece un poco de atención. Ocurrió en la ciudad de Vò, una localidad de 3.000 habitantes próxima a Venecia. Los responsables de este proyecto modélico lo explicaban recientemente en "The Guardian". Andrea Crisanti, profesora de microbiología en la Universidad de Padua y Antonio Cassone, ex director del departamento de enfermedades infecciosas del Instituto Italiano de Salud, explicaban cómo la Cruz Roja y los investigadores de la Universidad de Padua lograron evaluar a todos los residentes de este núcleo poblacional, lo que les permitió poner en cuarentena a los asintomáticos y, por tanto, detener ese poderoso motor de propagación de la enfermedad. Acabaron con el virus en menos de 14 días. Saben que el asunto está la fuera de control en ciudades como Milán pero creen que aún podría aplicarse con éxito en lugares donde el estallido aún no se ha producido. "El gobierno podría identificar y aislar los grupos, poner en cuarentena a todos los afectados, rastrear sus contactos recientes y poner en cuarentena y aislarlos también, hayan tenido síntomas o no", argumentan.

El exitoso experimento de Vò se produjo por casualidad. Fue fruto de una reacción "emocional": allí se registró la primera muerte del país por coronavirus. Por eso se puso a la ciudad en cuarentena y se evaluó a todos los pacientes. Y en este proceso los investigadores descubrieron algo determinante. Cuando se produjo el primer enfermo con síntomas, el 3% de los vecinos de Vò ya estaban infectados. La mayoría, sin embargo, no tenía síntomas: el 60% eran asintomáticos. En ese momento, los científicos alumbraron un principio básico de actuación: hay que hacer pruebas generalizadas para tener la foto real de lo visible y de lo invisible de la pandemia. Es decir, de las personas sin síntomas que pueden seguir contagiando si no se actúa sobre ellos. Estos dos investigadores no se cansan de insistir en lo importante que es hacer la mayor cantidad posible de tests: "Los sujetos asintomáticos o cuasi sintomáticos representan un buen 70% de todas las personas infectadas con virus y, lo que es peor, una parte desconocida, pero imposible de ignorar, y que puede transmitir el virus a otros. Las pruebas completas nos darían una idea más clara de cuántas personas realmente tienen el virus y cuántas personas lo transmiten".

Sus recomendaciones funcionan. En el Véneto la mortalidad es tres veces menor que en otra regiones, como Lombardía y Emilia-Romaña. ¿Por qué tan marcada diferencia? "En el Véneto, el virus se buscó más activamente a través de pruebas, un programa que incluía parte de la población asintomática. Las cifras oficiales hablan de aproximadamente ocho de cada 100 personas evaluadas en Véneto, frente a aproximadamente la mitad y un tercio de esa proporción en Lombardía y Emila-Romaña, respectivamente", dicen los investigadores.

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