Al hotel Los Campones, junto al Centro de Transportes de Gijón, ha llegado un camionero que después de un viaje de diecisiete horas "no se puede quedar en la calle". "Hay que ayudar". René Reyero, propietario del establecimiento, ilustra con el ejemplo la necesidad de que unos cuantos alojamientos, el suyo entre ellos, puedan seguir abiertos, con restricciones y condiciones, incluso cuando hoy se termine el plazo máximo que el Gobierno fijó la semana pasada para el cierre de todos los hospedajes del país. El hotel gijonés alojaba ayer a 23 trabajadores obligados a desplazarse, tenía trabajando a tres personas de manera presencial, con guantes y mascarillas, con una empresa subcontratada que limpia con ozono y otros productos desinfectantes y en el restaurante una separación mínima de un metro y medio entre comensales.

La primera línea del frente contra la pandemia también incluye desde hoy a este hotel y, de entrada, al menos a otros cinco alojamientos asturianos. Agotado el plazo de siete días para cerrar los establecimientos de hospedaje, la lista que ayer publicó el Boletín Oficial del Estado exime de esa obligación a ocho asturianos, aunque al menos dos de ellos ya estaban cerrados ayer y fueron incluidos en la relación, según sus responsables, "por error" y sin ser consultados, porque entre ellos los hay que ni siquiera tienen los alojamientos en condiciones de abrir.

Los pocos que están abiertos son hoteles y apartamentos declarados oficialmente "servicios esenciales", el retén de guardia de la hostelería dedicado a dar alojamiento y comida a determinados trabajadores que deben acudir a sus puestos y que están lejos de sus hogares. También podrán alojar a familiares de pacientes hospitalizados o con menores o personas con discapacidad a su cargo. Además de Los Campones, figuran en la lista preliminar del BOE el hotel Exe Oviedo, que aloja personal sanitario; Jovellanos y San Esteban en Gijón, la pensión Mencía, en Lugones, y los Apartamentos Marina, en Santa María del Mar (Castrillón), aunque no se descarta que se sumen otros.

La lista se puede ampliar y modificar y la resolución del Ministerio de Transportes precisa que los establecimientos aludidos permanecerán cerrados al público y que sólo podrán acoger a trabajadores de una serie de profesiones tasada, ligada a las actividades que permite el decreto del estado de alarma, y en unas condiciones muy específicas. Sólo hay un alojado por habitación, sólo dan comidas los que estén expresamente habilitados para ello, que tienen incluso prescrita la horquilla de horas desayuno, almuerzo y cena, y todos "tendrán que observar las medidas e instrucciones de protección indicadas por el Ministerio de Sanidad". La orden publicada ayer dicta además que "se podrá permitir el acceso a las instalaciones y servicios de aseo y restauración a los transportistas profesionales de mercancías, aunque no se encuentren alojados".

En estos establecimientos se irán realojando los clientes de larga estancia que siguieran hospedados en otros hospedajes de la región y para evitar problemas de capacidad deben tener canales abiertos de comunicación con la administración, notificando cuando lleguen al ochenta por ciento de sus plazas.

En los apartamentos Marina de Santa María del Mar empezaban ayer a recibir llamadas para ocupar sus veinte plazas. Su situación es evidentemente distinta a la de los hoteles. Ofrecen viviendas equipadas, por lo que no necesitan servicio de restauración y, eso sí, no realizarán el de limpieza hasta que el ocupante de cada apartamento se haya ido. Escogidos por su situación en el centro de Asturias, tienen que "echar una mano en la medida de nuestras posibilidades", asume Laura Arias, directora del establecimiento. Casi todos los concernidos llevan desde la semana pasada en contacto con la autoridad turística del Principado y cada uno tiene su casuística concreta. En la pensión Mencía, por ejemplo, la comida viene de un restaurante que permanece abierto con servicio a domicilio.