Beatriz Díaz combate con su música a un enemigo "que está en la calle y es invisible". Desde su encierro de Moreda, la soprano, una de las cantantes líricas asturianas de mayor proyección internacional, hace entrega cada día, a las siete de la tarde, con su voz y desde su cuenta de Instagram, de "un regalo a los que están encerrados en sus casas y un homenaje a los enfermos y a los profesionales de la sanidad".

Desde que entró en vigor el estado de alarma y con él la reclusión obligada, la cantante, que acaba de celebrar su cumpleaños, comparte cada tarde 10 o 15 minutos de la rutina musical que se ha impuesto, y canta, para aliviar con su lírica la presión del enclaustramiento y la preocupación por las noticias que arrecian sobre el coronavirus. Tiene un cómplice, el pianista asturiano Marcos Suárez, que la acompaña al piano, cada uno en su casa y juntos gracias a la tecnología.

Hay canciones y se admiten peticiones, dentro del registro de voz de la soprano, Asturiana del mes de LA NUEVA ESPAÑA. Los temas de "AC&DC", que también le han pedido, se le escapan del repertorio, bromea, pero al resto intenta darles satisfacción. Cada día la cantante y el pianista seleccionan algunas canciones, las que van a interpretar a media tarde. Inicialmente habían pensado cantar y tocar simultáneamente, pero para evitar los desajustes técnicos, por el retardo del sonido y el acoplamiento, han recurrido a otra fórmula. Marcos Suárez graba la música y se la manda a su compañera, que canta con ella de fondo. Él también participa en los directos y entre los dos, de manera distendida, como un par de amigos invitados a dar un recital informal en el salón de cada casa, comentan el repertorio y responden a las preguntas de los asistentes al directo.

"Esto es lo que sabemos hacer. Estamos acostumbrados a hacer música diariamente y lo echamos de menos, así que ambos buscamos la manera de hacerlo virtualmente, y se nos ocurrió compartirlo. Simplemente, damos visibilidad a lo que habitualmente hacemos en privado", explica la cantante. "Lo que nosotros sabemos hacer es entretener a la gente con la música, y si esto sirve para hacer estos momentos tan difíciles más llevaderos€", se plantea.

Aprovechan para divulgar la música clásica y para compartir lo que saben, para que la gente aprenda a disfrutarlo. Decenas de personas se sumaron a la primera sesión, el pasado lunes, y las visitas al perfil de la soprano, desde la que se emiten, se han disparado en estos días. El jueves, Beatriz tenía clase de canto y como le coincidía con la hora de emisión decidió dejar entrar a sus seguidores, para mostrarles como se prepara vocal y musicalmente con su profesora: "Bienvenidos, ésta es mi forma de preparar un papel".

La cantante de las Cuencas, una de las voces que, si la pandemia lo consiente, resonarán en el Campoamor en junio, en el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, habla del incierto futuro a la que la crisis del coronavirus aboca a la gente del mundo de la cultura, con el aluvión de cancelaciones. En lo personal reconoce estar muy afectada por la dureza de la situación: "El miércoles acabé de ver el telediario llorando". Está en contacto con colegas y amigos en Italia, que le ponen al corriente de como está la situación por allí y dice que las noticias que le llegan no son muy halagüeñas.

El estado de alarma la sorprendió en su casa de Moreda, con su hijo. Se había tomado un mes para preparar un trabajo para finales de año. Fue precisamente por su niño por lo que tuvo la idea de emitir espacios musicales en las redes, porque con él veía los directos de una chica contando cuentos en su casa.

En todos estos días no ha salido de casa, pero percibe que el ambiente en Moreda es tranquilo. A pesar de lo crítico de la situación Beatriz Díaz es optimista: "Los asturianos somos expertos en poner al mal tiempo buena cara", y confía en que de todo esto salgan aprendizajes positivos: "Hay que disfrutar de cada día y cada momento, y no esperar a que nos lo recuerden con golpes como este".