La ONU llamó ayer a los Gobiernos de todo el mundo a tomar medidas para evitar contagios masivos en las cárceles. La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, instó a reducir la población carcelaria, centrándose en los presos políticos, los condenados por delitos menores y los colectivos de riesgo.

"El COVID-19 ha comenzado a afectar a prisiones, cárceles y centros de detención de migrantes, así como a instituciones de acogida y hospitales psiquiátricos", enumeró Bachelet, al hacer repaso de colectivos "extremadamente vulnerables" por el hecho de ver limitados sus movimientos.

El riesgo se agudiza en centros ocupados por encima de su capacidad, situación frecuente en numerosos países, donde "las personas a menudo están en malas condiciones higiénicas y los servicios médicos son inadecuados o casi inexistentes". Bachelet advirtió que guardar las distancias o permanecer aislado es "prácticamente imposible" en estos contextos.

La expresidenta chilena consideró que, "ahora más que nunca, los gobiernos deberían liberar a todas las personas detenidas sin suficiente base legal, entre ellos los presos políticos y otros detenidos simplemente por expresar ideas críticas o disidentes".

Bachelet también se mostró "profundamente preocupada" por las crecientes amenazas de penas de cárcel contra quienes violen alguna de las medidas adoptadas para prevenir los contagios, por ejemplo el confinamiento. Estas detenciones, resaltó, "probablemente agravarán la situación de las cárceles y no ayudarán a detener la expansión de la enfermedad".

Para la ONU, la actual pandemia es "quizá la más compleja" a la que se ha enfrentado la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus 72 años de existencia. De hecho, la OMS ya advirtió en los últimos meses de la llegada de una pandemia de gripe, cuya momento exacto no era capaz de estimar. La ONU recordó ayer anteriores pandemias devastadoras, como la gripe de 1918, que infectó a un tercio de la población mundial y mató a unos 32 millones de personas, o el sida, que ya ha contagiado a 75 millones, matando a unos treinta.