Los ingenieros Marcos Castillo y Juan María Piñera se funden en un largo abrazo. Están visiblemente emocionados. El respirador que crearon en solo una semana, junto a Bartolomé López y Carlos Moreno-Luque, para luchar contra el coronavirus funciona a la perfección. Ayer probaron el equipo, el primero del mundo en imprimirse en 3D, en un cerdo de cuatro meses y 37 kilos, procedente de una granja de Villoria (Laviana). Los ensayos, realizados de madrugada y por la tarde en el bioterio de la Universidad de Oviedo, resultaron un "éxito". El siguiente paso será su prueba clínica en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

"Los tiempos los marca ahora la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que es el organismo que debe dar el visto bueno. No nos podemos saltar ningún paso, tenemos que estar seguros. Y estamos agilizando los trámites todo lo que podemos", insistió ayer el consejero de Ciencia, Borja Sánchez, para añadir a continuación que la prueba en el HUCA se hará "lo más rápido que se pueda". El ensayo con el animal iba a realizarse en un principio el domingo, pero la necesidad de hacer ciertos ajustes técnicos en el aparato médico obligó a retrasarlo hasta ayer.

La primera prueba empezó a las doce y media de la noche y la segunda, a las siete de la tarde, ya con presencia de médicos del complejo hospitalario con base en Oviedo. "Se aplicó anestesia total y durante más de cuatro horas se monotorizaron las constantes vitales del cerdo y se controlaron las cantidades de oxígeno y CO2", explicó Ángel Martínez, responsable de los servicios científico-técnicos de la institución académica asturiana. El animal está completamente sano y pronto volverá a su granja de Villoria, donde convive con más de cien ejemplares. "Me llamaron de la Universidad, con la que colaboro, de que necesitaban un cerdo. Y les mandé uno. Lo hago de forma totalmente altruista", afirma su dueño, Jorge Braña.

En las mejoras tecnológicas del respirador, además de sus creadores, participa el consorcio público-privado coordinado por la Consejería de Ciencia e integrado por investigadores de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, el Centro de I+D de ArcelorMittal, el Thyssenkrupp Elevator Innovation Center y el centro tecnológico Idonial. La producción masiva de este equipo, una vez pase el examen clínico, "dependerá de cuántas empresas se unan", según señaló Borja Sánchez. De momento, dentro de la alianza hay media docena más de firmas con capacidad para imprimir piezas en 3D. La Consejería anima a "cualquier compañía que quiera aportar, teniendo en cuenta que esto se hace de forma altruista, se ponga en contacto con nosotros". En concreto, a través del correo electrónico: material.coronavirus@sespa.es. Las peticiones de respiradores con sello asturiano llegan hasta de Latinoamérica. "Ayudaremos allí donde haga falta. Si es en otro país, también", prometió el titular de Ciencia.

Desde el Principado quieren coordinar a los "makers" asturianos (una red de expertos que trabajan de sus casas) para "ordenar" y "validar" la entrega de materiales de protección y equipos médicos. Ante la oleada de iniciativas solidarias, Borja Sánchez lanzó ayer una advertencia: "No se puede utilizar en clínica ningún material que no sea validado por la autoridad competente". Borja Sánchez ahondó aún más en esta idea en una rueda de prensa que ofreció por las redes sociales del Gobierno: "No hay nada más peligroso que, en primer lugar, saltarse el procedimiento, y en segundo, transmitir una sensación falsa de seguridad a nuestro personal sanitario. Estamos agilizando en la medida de lo posible estos trámites y será cuestión de días".

El movimiento de ciencia ciudadana ha venido para quedarse, según explicó Sánchez. "Puede ser un punto de inflexión. A nosotros que nos gusta mucho hablar de alianzas público-privadas, ahora habrá que añadirle una tercera pata: la ciudadana", reconoció. El Consejero está dispuesto a "ir a donde haga falta" para financiar, en el caso de que no se encuentren recursos, todas los proyectos asturianos.

Un cerdo lavianés de cuatro meses, el primero en probar el equipo

Un cerdo procedente de una granja de Villoria (Laviana) ha sido el primer "paciente" en probar el respirador automático impreso en 3D por cuatro ingenieros asturianos. El animal tiene unos cuatro meses, es hembra y pesa 37 kilos. El ensayo (en la foto) fue realizado la pasada madrugada en un quirófano del bioterio de la Universidad de Oviedo. Durante más de cuatro horas, los investigadores monitorizaron al animal, al que le aplicaron una anestesia total.