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La otra cara del cole en casa

Las familias, impotentes: un arsenal de deberes e hijos incontrolables l "Pretender que los niños rindan en esta situación es difícil", señala la psiquiatra Anabel González

Kiko Montañés y Jenifer Ordiales, con su hijo Enzo, en la ventana de su casa, en La Camocha. ÁNGEL GONZÁLEZ

Jornadas eternas por delante, con los pequeños de la casa en fase extrema de actividad, sin mucha intención de sentarse a estudiar. Esa es la realidad diaria de muchas familias asturianas, que encuentran poco viable la enseñanza casera a través del envío telemático de tareas. Y es que, por mucho que se quiera considerar "normal" este nuevo cole virtual, a los pequeños les cuesta concentrarse y organizarse sin el apoyo de los profesores. Sencillamente, no están acostumbrados a ello.

Cada colegio se organiza a su manera, pero los padres coinciden en señalar el esfuerzo adicional que les suponen los "teledeberes" en las etapas de Infantil y Primaria. La adaptación suele ser más sencilla en los niños de corta edad, con menos hábitos adquiridos. Así lo considera Kiko Montañés, padre de Enzo, de 4 años, alumno de 1.º de Infantil en el colegio Jacinto Benavente de La Camocha (Gijón), que cada día empieza la jornada a las nueve y media de la mañana para ponerse a trabajar. "De momento, estamos consiguiendo mantener la rutina; de lo contrario, se pasaría el día jugando", señala el padre.

"Ver a un niño aburrido es más sano que ver a un niño estresado". Lo dice la psiquiatra Anabel González, autora del libro "Lo bueno de tener un mal día", de Editorial Planeta, que ahora sale en versión e-book, con un capítulo adicional. González ejerce su profesión en La Coruña. Considera que "nos habíamos puesto un poco extremistas en esto de la estimulación precoz". "El aburrimiento es bueno y muchos están descubriendo ahora esa sensación a la que tanto miedo tenemos también los mayores", señala la especialista. "Pretender que los niños rindan en esta situación es difícil", indica González. "Ahora debemos ayudarles y esperar que el Ministerio de Educación sea benevolente y se tomen decisiones especiales", añade. Anabel González también estima que es muy importante hablar con los pequeños y contarles lo que está pasando, "a un nivel al que ellos lo puedan entender".

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