La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE sobre la crisis del coronavirus se saldó anoche sin más acuerdo que un emplazamiento para negociar en quince días una respuesta coordinada. El encuentro por vía telemática volvió a evidenciar la división entre los países del Norte, contrarios a mutualizar riesgos a través de mecanismos como los "coronabonos", y los del Sur, que defienden una acción fiscal compartida y contudente que también está pidiendo el Banco Central Europeo (BCE).

El Consejo Europeo (reunión de los líderes de los 27 países de la UE) se estancó durante horas por el bloqueo impuesto por el presidente español, Pedro Sánchez, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Los dos países europeos más afectados hasta ahora por el coronavirus exigían a los otros 25 líderes un compromiso mucho más contundente y nítido que garantice una actuación mancomunada de los socios más ambiciosa para combatir el daño económico de la pandemia. Pasadas las diez de la noche se pactó un texto en el que se insta al Eurogrupo (cónclave de los ministros de Economía de la zona euro) a presentar en dos semanas propuestas de acción que tengan en cuenta "la naturaleza sin precedentes del choque del COVID-19 que afecta a todos nuestros países".

Pese al tono aparentemente ambicioso del documento, la canciller alemana, Ángela Merkel, salió de la cumbre mostrando su oposición a la emisión de coronabonos (títulos de deuda mutualizada y compartida por todos), uno de las medidas que pide el bloque del Sur, junto a un mayor activismo del Banco Europeo de Inversiones o líneas de apoyo a los estados por parte del fondo de rescate (MEDE).

A una carta de anteayer de los primeros ministros de España, Italia, Luxemburgo, Portugal, Eslovenia, Bélgica, Francia, Grecia e Irlanda en demanda de una mayor actuación conjunta (que rechazan Alemania, Países Bajos, Finlandia y Austria, entre otros) y a las demandas en los últimos días y en el mismo sentido de Christine Lagarde y Luis de Guindos (presidenta y vicepresidente del BCE) y de la propia presidenta de la Comisión Europa, Urusula von der Leyen, ayer se sumaron en defensa de la posición de los países del Sur el presidente del Parlamento Europeo (David Sassoli), el expresidente del BCE Mario Draghi y el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, como ya había hecho la víspera la autoridad bancaria española en su informe trimestral.

Pese a que no se barruntaba un acuerdo rápido ni satisfactorio de la cumbre europea (que comenzó por la tarde mediante videoconferencia), los mercados se vieron impulsados al alza por tercera jornada consecutiva.

En ello fue determinante el pacto de los republicanos y los demócratas anteayer en el Senado de EE UU para lanzar el mayor plan de estímulo fiscal de la historia del país por un importe de 2 billones de dólares (10,26% del PIB de la mayor economía del mundo), el compromiso ayer de las grandes economías mundiales durante la cumbre virtual del G-20 (en la que también participó el presidente español) de inyectar en conjunto 5 billones de dólares (4,53 billones de euros) y aumentar la fabricación de productos sanitarios (aunque no desvelaron medidas distintas a las conocidas) y la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de suspender (como ya había aventurado el día 19) las normas que limitan el porcentaje máximo de deuda adquirible por país y otras restricciones, cuyo levantamiento otorgará a la autoridad monetaria una mayor discrecionalidad en el uso de los 1,1 billones que se comprometió a emitir este año para garantizar la estabilidad financiera y aplacar tensiones en las primas de riesgo.

Todo esto impulsó las bolsas por tercer día consecutivo (pese a las pérdidas en Asia) con una recuperación muy fuerte sobre todo en Nueva York: el Dow Jones subía más del 6% y suma en tres días la mayor remontada desde 1931. La acumulación de las acciones beligerantes en EE UU y otros países (caso de España), del G20, del BCE y antes de la Fed (con su compromiso de expansión monetaria ilimitada) crearon una atmósfera favorable que terminó por contagiarse a Europa pese a las incógnitas poco optimistas sobre la cumbre europea. En España, el Ibex 35 avanzó por tercer día, con una ganancia en la sesión del 1,31% que le permitió reconquistar el nivel de los 7.000 puntos.