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Una receta económica heterodoxa: que el Estado pague lo que se deja de vender

Dos economistas franceses plantean una variante de estímulo fiscal, "atractiva, pero difícil de llevar a la práctica", según otros expertos

Emmanuel Sáez. E. S.

La política económica está respondiendo en todo el mundo a la crisis del coronavirus con nuevas dosis de keynesianismo: gasto público para auxiliar a familias y empresas, amortiguando el hundimiento de la demanda privada inducido por las medidas para frenar la pandemia. Ese estímulo fiscal, combinado con la acción monetaria de los bancos centrales para mantener abiertos los canales del crédito y evitar una mutación financiera de la crisis, persigue sujetar a los agentes económicos, evitar la bancarrota de los negocios y el descalabro en la renta de los hogares para que, una vez superada la pandemia, la recuperación pueda ser rápida y vigorosa, en forma de "V", en referencia a la representación gráfica de la caída que ya registra el PIB y del ascenso raudo que se desea.

Los economistas franceses Emmanuel Sáez y Gabriel Zucman han propuesto aplicar una versión nueva y heterodoxa del estímulo fiscal: que el Estado, en lugar de avalar crédito para las empresas o reforzar las prestaciones de desempleo, se convierta en lo que llaman "comprador de último recurso". Sáez y Zucman, asiduos colaboradores del también pensador galo Thomas Piketty -y como él, referentes en el estudio de las desigualdades económicas- vienen a plantear que la Administración dedique el esfuerzo de gasto a dar a las empresas el equivalente a los ingresos que están perdiendo.

En un artículo publicado en "El País", los autores ponen el siguiente ejemplo del transporte aéreo: "Si la demanda cae el 80%, el Gobierno lo compensaría comprando el 80% de los billetes, para mantener el nivel de venta constante. Eso permitiría a las aerolíneas seguir pagando a sus empleados y mantener sus aviones y su material sin riesgo de bancarrota".

Una estrategia así, argumentan Sáez y Zucman, sería más efectiva que dar crédito - "los préstamos no compensan todas las pérdidas, sólo permiten repartir los costes duranate un período largo"-, mantendría el efectivo disponible de las familias y las empresas, favorecería una recuperación rápida y sería financieramente manejable para el Estado "si se desarrolla durante un período de tiempo limitado". ¿Cuál sería el coste? Los autores estiman el equivalente al 10% del PIB para compensar una caída de la demanda del 40% durante tres meses y plantean pagar el aumento de deuda que conlleva con un ajuste fiscal que haga recaer la carga sobre los contribuyentes ricos a través del IRPF y de la imposición patrimonial.

¿Es factible la receta Sáez-Zucman? "La idea parece atractiva y la competencia técnica de los autores está fuera de discusión, pero desde el punto de vista de la gestión es compleja de llevar a cabo y los efectos finales no tendrían por qué ser muy diferentes a lo que los Gobiernos están planteando en la actualidad", opina el catedrático asturiano César Rodríguez. Se remite al ejemplo de las aerolíneas: "Puedes comprar billetes de avión por valor de cien millones o conceder desgravaciones y subvenciones por el mismo importe. Esta segunda opción es más fácil de llevar a cabo, porque los organismos públicos están preparados para gestionar con celeridad las cosas que llevan haciendo con normalidad muchos años. Desde el punto de vista administrativo, es imposible llevar a cabo una acción tan rápida cuando las instituciones y los empleados públicos no están preparados para la tramitación de esas decisiones". Y apostilla: "No debemos olvidar que las medidas a adoptar son para aplicar ya mismo, no admiten retrasos".

Francisco González, catedrático de Economía Financiera, pone el foco en otro lugar donde está ahora centrado el debate europeo sobre la forma de afrontar esta crisis: cómo pagar el gasto público que se requiere para afrontar esta crisis, en particular ante la dificultad de países altamente endeudados como España e Italia de sufragar por sí solos un estímulo fiscal de la dimensión adecuada. "La discusión es si el endeudamiento adicional lo han de devolver los estados nacionales (situación actual) o lo han de devolver los países europeos en su conjunto (coronabonos o eurobonos)". Ahí está el meollo, como durante la Gran Recesión.

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