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Desde Mi Encierro

Astronautas en la Tierra

El investigador Amador Menéndez invita a reflexionar sobre las "paradojas" de COVID-19, el "pequeño enemigo" que ha parado el mundo ultratecnológico

Amador Menéndez, trabajando en casa. A. M.

La mente analítica de un científico encerrado no va a poder parar de intentar entender qué ha sucedido para que de pronto un insignificante visitante inesperado haya parado el mundo, sobre todo la parte del mundo que se había preparado para todo. Amador Menéndez Velázquez, investigador y divulgador científico, aprovecha el tiempo para acercar el microscopio a los entresijos de esta pandemia "terrible" que descubre repleta de "paradojas que invitan a la reflexión".

Los puntos suspensivos que siguen a continuación son preguntas sin respuesta, estruendosos signos de interrogación: constata Menéndez que "el cambio climático y el calentamiento global están llegando a niveles alarmantes", que "para combatirlos firmamos acuerdos que se acaban convirtiendo en desacuerdos", que "invertimos grandes cantidades de dinero en armas... Y de repente, cuando todo caminaba de forma enloquecida, el mundo se para. La economía se colapsa, pero mejora la calidad del aire. Los continentes nos unimos para vencer a un enemigo común", pero "nos damos cuenta que el enemigo real no era nuestro vecino, sino algo mucho más pequeño de lo que nos imaginábamos?" "La ciencia y la tecnología avanzan, pero de momento nosotros somos la única vacuna?" "La pandemia ocasionada por el coronavirus nos pilló desprevenidos, pese a que en una célebre charla en 2015 Bill Gates ya alertaba de una posible pandemia mundial para la que no estábamos preparados. 'Viviremos una amenaza no de misiles, sino de microbios, alertaba el célebre fundador de Microsoft?"

Encerrado en casa, combinando el teletrabajo con fugaces e imprescindibles escapadas al laboratorio, Amador Menéndez procura entregarse a la lectura y echa de menos caminar y el contacto con la naturaleza, pero tampoco me agobio". En un "momento desafiante" como éste, prefiere la reflexión y la alerta "frente a las noticias falsas y los posibles bulos. Las redes sociales pueden contagiarnos del virus de la desinformación de la misma manera que un apretón de manos puede contagiarnos el coronavirus".

Ha vuelto a los consejos para el confinamiento que recibió hace aproximadamente un mes de varios astronautas, tras dar una charla en la NASA. Como si supieran lo que nos esperaba a todos, "hablamos de cómo ellos sobrellevan un confinamiento. Me decían que es muy importante tener retos y mantenerse ocupado. También mencionaban la importancia de fijar rutinas y horarios. Recomendaban hacer ejercicio físico diariamente, aunque sea muy moderado, para potenciar el sistema inmune y preservar el estado físico y emocional. Mencionaban también la necesidad de comunicarse y relacionarse, aunque sea telemáticamente. Como dice el astronauta de la Agencia Espacial Europea Tim Peake, 'los hábitos y las rutinas son un aspecto crucial en una situación de aislamiento. Debemos tratar de normalizar lo anormal'".

La Tierra ha vuelto a ser para todos, de repente, ese "pálido punto azul" de la feliz expresión de Carl Sagan. Hace ahora treinta años que el astrofísico y divulgador científico bautizó así la icónica fotografía que por encargo suyo tomó la sonda "Voyager 1" desde 6.000 millones de kilómetros de distancia. Un bicho insignificante nos ha puesto delante lo que simbolizaba aquella foto, "la fragilidad de nuestro planeta y sus habitantes. Somos una pequeña mota de polvo en medio de la inmensidad cósmica". Y todos nos hemos convertido, otra paradoja, en "astronautas en la Tierra", remata, dando él mismo título a estas líneas.

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