Los trabajadores de la construcción y de la mayoría de las actividades industriales -todas las consideradas "no esenciales"- deberán quedarse en sus casas desde mañana, lunes, y hasta el jueves 9 de abril, según las nuevas medidas de confinamiento que anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de que el país superase ayer los 72.000 contagios de coronavirus y se aproximara a los 6.000 fallecidos. A la espera de los detalles que hoy aprobará el Consejo de Ministros, la decisión supone, entre otras, la paralización de casi toda la industria asturiana del metal, mientras que permanecerán activas las fábricas alimentarias y algunas otras básicas. La forma en que se hizo el anuncio, con apenas 36 horas de margen para las empresas y sin aviso previo, ha indignado a la patronal. "No se puede hacer peor", denunció la FADE.

Desde mañana y durante once días, gran parte de las empresas que permanecían activas se paralizarán, aunque los trabajadores seguirán cobrando el salario, anunció Sánchez. El núcleo de la industria española y asturiana, al igual que la construcción, pasarán así a estar en una situación "de coma", según una expresión utilizada por el presidente de la patronal asturiana del metal (Femetal), Guillermo Ulacia. Un coma inducido que agrava los impactos severísimos que está sufriendo la economía por la pandemia del coronavirus y que el presidente del Gobierno justificó ayer como imprescindible para contener el avance de la enfermedad y el riesgo de colapso en la atención sanitaria. "Esta medida reducirá, aún más, la movilidad de personas, disminuirá el riesgo de contagio y nos permitirá descongestionar las UCI", expuso Pedro Sánchez.

El presidente reconoció que se trata de acciones "de extraordinaria dureza", pero no precisó qué actividades se consideran "no esenciales" y por tanto están concernidas por el nuevo salto en las reglas de confinamiento. Se ciñó a referirse a las actividades calificadas como básicas o esenciales en el primer decreto que estableció el estado de alarma. En esa relación figuran las tiendas alimentación, farmacias, centros médicos, ópticas, ortopedias, tiendas de alimentación de animales domésticos y tecnología, servicios de abastecimiento y de suministro de energía eléctrica, gasolineras...En ausencia de detalles, las fuentes consultadas conjeturaban ayer que dentro del sector industrial tendrán la condición de esenciales las plantas que fabriquen bienes relacionados con tales actividades y que resulten imprescindibles dentro de sus cadenas de producción y suministros.

En un borrador de orden del Ministerio de Industria que se conoció el viernes figuraba una relación de actividades esenciales que incluía los cultivos, la fabricación de alimentos y bebidas, las plantas textiles, ciertas especialidades químicas (productos farmacéuticos y de limpieza, papel y cargón, plásticos, fertilizantes...) o material quirúrgico y sanitario.

Pero anoche, a 24 horas de que se haga efectiva la orden de paralización, no existía comunicación oficial alguna sobre la relación de actividades afectadas, circunstancia que generó un colosal desconcierto y la indignación de los empresarios. Fuentes de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) resumieron así la situación, refiriéndose a la actuación del Gobierno: "No se pueden hacer las cosas peor".

"Acatamos y apoyamos cualquier medida que sea necesaria para detener la epidemia y proteger la salud de las personas, pero lo que está ocuriendo es una improvisación tras otra improvisación", explicaron esas fuentes empresariales. Y añadieron: "Esto no se puede anunciar a media tarde de un sábado y además sin que sepamos a ciencia cierta todavía qué empresas tienen que mandar a sus trabajadores a casa".

El desconcierto y preocupación de las empresas eran ayer especialmente intensos en la industria asturiana. Las fuentes consultadas subrayaron que, a la incertidumbre sobre las actividades concretas que tienen que dejar a sus trabajadores en casa, se añade la complejidad de detener los procesos productivos. "Una fábrica no se para como quien apaga una luz", destacó la FADE. Hay instalaciones que no se pueden parar del todo -caso de un horno alto de la siderurgia- y muchas otras que requieren procedimientos técnicos que duran varios días. El anuncio del Gobierno llega además en fin de semana y a punto de terminar el mes de marzo, fechas en las que las empresas están obligadas a abonar los salarios y liquidar obligaciones tributarias. Los dirigentes de las distintas organizaciones empresariales concernidas recibían decenas de llamadas de empresarios llenos de dudas e inquietud.

Desde el lado sindical, los líderes asturianos de CC OO y UGT expresaron su apoyo a la decisión de Pedro Sánchez. "Lo primero es la salud y por lo tanto si los expertos consideran que es bueno, en principio vamos a apoyarlo", afirmó el ugetista Javier Fernández Lanero. Matizó a continuación sobre la repercusión en Asturias: "Es verdad que es una situación dura y comprometida para los intereses de la región y de nuestro crecimiento económico, pero vamos a esperar a conocer los detalles del decreto".

Según José Manuel Zapico, de CC OO, "lo urgente es afrontar la emergencia sanitaria y por lo tanto respaldamos la decisión del Gobierno. Toca responsabilidad". "Cuando acabe este estado de alarma vamos a estar en primera línea de las negociaciones para pactar como se recuperan las jornadas que se dejan de trabajar, siempre salvando los empleos", dijo también.

Pedro Sánchez añadió al anuncio de nuevas medidas para endurecer el confinamiento la exigencia al conjunto de los estados de la Unión Europea de un "compromiso real, de contundencia y de solidaridad" hacia España e Italia, los países más afectados por la pandemia, ante la resistencia de Alemania y otros estados del Norte a lanzar un plan paneuropeo de ayuda para hacer frente a las consecuencias económicas de la crisis. La UE "se la juega", dio: "Nuestra generación debe ser consciente de que esta vez Europa no puede y no debe fallar".