Desconcertadas. Así se encuentran las pequeñas empresas del sector industrial asturiano ante la orden de "cierre total" del Gobierno a todo lo que no sean sectores económicos "esenciales". "¿Y cuándo se especifica quién lo es y quién no lo es?", se preguntaba ayer un pequeño empresario langreano. Los cierres "de golpe" son "complicados", y más cuando se trata de una empresa pequeña o familiar. "Es fácil pedir que se cierre y que se sigan pagando las nóminas. Hay muchos pequeños empresarios con cuatro o cinco trabajadores que no pueden pagar si no facturan", afirma Guillermo López, de Mieres.

En Oviedo, las medidas anunciadas por Pedro Sánchez fueron acogidas con "cierta sorpresa", sobre todo por la premura de tiempo para suspender la actividad y por las dudas iniciales sobre lo que se consideraba esencial. Sí está claro que las obras deben parar. Por ejemplo, la reconversión de la antigua parcela del Vasco en un complejo residencial y de servicios se paralizó ayer por completo. "Siguiendo las instrucciones gubernamentales, acabamos de hacer un cierre lo más ordenado posible, dentro de la urgencia", aseguró el promotor José Manuel Ferreira.

En las Cuencas, los pequeños empresarios afirman sentirse tan "golpeados como desconcertados". Guillermo López es propietario de un almacén de hierros (Sarasúa) en el polígono de Gonzalín. Hasta el viernes tenía autorización para atender pedidos, aunque manteniéndose cerrado al público. Ahora cesa por completo: "Tenemos la sensación de que el Gobierno piensa que las empresas se gestionan solas. No puedes decir un sábado a un autónomo o a un empresario que el lunes cierre. Hay que pagar nóminas, tratar con gestorías, tramitar créditos o facturas. Ahora toca pasar los recibos trimestrales. ¡Y ni un día de moratoria! No podemos funcionar con este nivel de improvisación". Los empresarios langreanos tienen claro que autónomos y pymes "se llevan la peor parte". Poniendo la vista en el fin de la crisis, "veremos a ver qué tipo de recuperación económica acontece".