Dario Romito, gerente de Delfin Tubes, ha visto cómo sus dos fábricas tenían que echar el cierre por orden de los gobiernos de España e Italia para evitar la expansión del coronavirus. Hace justo una semana fue la que posee en Lombardía, epicentro de la pandemia en el país transalpino, con 90 empleados, la que tuvo que parar. Y cuando ya había desviado parte de la producción de Italia a la que dispone en el polígono de Somonte de Gijón, con 70 trabajadores, el Ejecutivo español le echa el alto también. "La situación es preocupante". El empresario italiano se refiere a las dos vertientes de esta crisis, a la sanitaria, porque en la zona de Italia donde reside y donde tiene la fábrica (en una localidad llamada Venegono Superiore, de solo 7.000 habitantes) no se ve aún mejoría en el número de contagios, y también a la económica, porque la mayoría de sus clientes son internacionales y pueden buscarse nuevos proveedores. "En Gijón el 90% de lo que fabricamos es para exportar", señala. Fabrican tubos altamente resistentes al calor, entre otros productos, con lo que su actividad no está considerada como esencial ni en Italia ni en España.

"En Italia llevamos una semana cerrados y seguiremos así hasta el 3 de abril, pero todo el mundo dice que el periodo se va a alargar", señala el empresario. Las estrategias con el personal han sido muy diferentes en Italia y en Gijón, explica. "En Lombardía hemos mandado al personal de vacaciones, luego lo que haremos será no cerrar en agosto para recuperar el tiempo perdido ahora", añade. "En España se ve que la situación está mejor organizada y habrá un permiso retribuido". Lo dice porque en Italia han tenido que negociar con el comité de empresa antes de dar vacaciones al personal y parece que costó llegar a un acuerdo.

"Aquí ya nos han dicho que la situación va a seguir, no se ve la luz al final del túnel, y si sigue así no nos quedará más remedio que hacer una regulación de empleo, que aquí no puede ser de más de nueve semanas", asegura. Es más, dice que el problema en Lombardía continúa siendo grave porque los hospitales están colapsados. "En Asturias me parece que la cosa está más controlada, en esta ocasión a la región le ha venido bien estar algo aislada del resto del país", considera el empresario.