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Una médico ovetense, desde Barcelona: "Lo peor es tener que elegir entre pacientes, no hay sitio para todos"

"No percibimos caos en las plantas, pero las UCIS están desbordadas", explica Aida Piedra, oncóloga ovetense en el hospital Sant Pau

Aida Piedra, en el Hospital Sant Pau LNE

Aida Piedra (Oviedo, 1994) es oncóloga en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, donde está de residente desde mayo del año pasado, tras hacer prácticas en el HUCA de Asturias en su último año de carrera. Su primera experiencia laboral le ha coincidido con la mayor crisis sanitaria de los últimos tiempos. "Ya no hay especialidades, todos estamos centrados en el coronavirus". Piedra atiende a LA NUEVA ESPAÑA desde Barcelona y analiza la situación sanitaria: "Las UCIS están desbordadas, nos vemos obligados a elegir pacientes".

-¿Cómo es la situación para los profesionales?

-Ya no existen las especialidades, se han quitado. Yo ya no trabajo en Oncología. Cada servicio tiene mínimos, con tres o cuatro médicos ocupándose de todo, y el resto de profesionales de todo el hospital, de cualquier especialidad, está dedicado a coronavirus. Si hay doce plantas en el hospital, diez son solo de coronavirus. Hacemos turnos de doce horas y van médicos de cualquier especialidad.

-¿Cuándo cambió su función?

-Empezó poco a poco, alrededor de mitad de mes. Pero el día 20 de marzo se quitaron las especialidades y se acordó un plan especial. Tenemos cuatro zonas: UCIS, planta, Urgencias y mínimos.

-¿El hospital está desbordado?

-Han aplicado una especie de sistema de alarma absoluta y contrataron a muchísima gente. Hasta Ada Colau publicó el otro día en Twitter que en San Pau necesitaban médicos. Han hecho un llamamiento masivo poniéndose en lo peor. Ahora mismo hacemos muchos turnos, pero cuando estamos trabajando hay varios médicos. En las plantas hay una sensación de control. En Urgencias hay más caos. Han abierto zonas por todo el hospital para los coronavirus: halls, salas viejas€Todo se aprovecha.

-¿Y las UCIS?

-En las UCIS, al menos, tienen equipos de protección para todo el personal, pero están desbordados, con la dificultad que requiere estar en una UCI. En el hospital se están comprando respiradores para poder atender a todo paciente que lo necesite, se están usando boxes de Urgencias como UCIS improvisadas. Pero desgraciadamente, y a pesar de todos los esfuerzos, no hay UCI para todos. La emoción al desintubar a los pacientes que se pueden ir a planta es indescriptible.

-¿Cómo se atiende al resto de gente?

-Está pasando una cosa extraña: mucha gente enferma se está quedando en casa y no viene al hospital. Y todo el mundo lo piensa y lo comenta. No sabemos qué va a pasar con pacientes graves de otras enfermedades que a lo mejor se están quedando en casa De momento, los servicios mínimos tiran como pueden, porque hay menos pacientes que nunca.

-¿Hay falta de material?

-Sí, absolutamente. En la UCI van mejor y el servicio de enfermería también, que son los que más están en contacto con los pacientes. Respecto a los médicos, la situación es fatal. No tenemos mascarillas FFP2, nos las hacen reutilizar. Respecto a las quirúrgicas, hay más. Pero, en general, escasea todo. El personal se queja, hay colas para pedirlas. Las supervisoras tienen mascarillas bajo llave porque la gente las roba y hay que apuntarse cada vez que te dan una.

-¿Cómo está el ánimo del personal?

-La gente lleva muy mal las muertes. No percibimos caos en las plantas, pero sí casos humanos desoladores. A una enfermera de la casa se le murieron los dos padres a la vez por coronavirus. Que un señor se está muriendo en una planta, y a su mujer le pase lo mismo en la otra€Es muy duro. Nosotros tenemos la obligación de llamar a las familias y sabemos lo mal que lo pasan.

-¿Qué es lo más duro que le ha tocado?

-He visto morirse a gente muy joven y me ha chocado. Pero lo peor es que, por falta de recursos, haya que dejar a gente fuera de camas de UCI. No hay sitio para todos y a veces toca elegir. Hay camas, pero, por ejemplo, si hay cinco disponibles y diez personas la necesitan, el más mayor no la ocupa. Eso es así de duro y está pasando. Aquí, de momento, afortunadamente sucede poco. En Madrid he escuchado casos peores. Pero nosotros tenemos gente que en condiciones normales hubiese ido a la UVI y que ahora no puede.

-¿Cómo se lleva eso?

-Son protocolos y se debe elegir muy rápido. Las decisiones se toman en conjunto por todo el equipo médico que esté en la planta. Se consensúa, se cuenta el caso y se decide. Es duro.

-¿Afecta al aspecto mental de un profesional tener que elegir a uno u otro paciente?

-A mí, específicamente, menos. Vengo de Oncología y veo morirse a la gente. Pero tengo compañeros que lo están llevando mal. Afecta. Tengo amigas que están jodidas.

-¿Usted, desde primera línea, observa mejoría?

-No. Aquí, ahora, se va a abrir un polideportivo para poder atender a más gente y se va a contratar a más profesionales. Cada vez se piden más recursos. Yo, personalmente, no veo que vaya a menos.

-¿Notan el respaldo de la gente?

-Todos notamos el cariño. Nos traen comida al hospital todos los días. Aunque, también le digo, que no sabemos que nos van a pagar de todo esto. Nosotros somos profesionales. No estamos pidiendo que nadie nos pague ahora, es nuestro trabajo. Pero estamos haciendo miles de horas extra y mi sueldo base son 980 euros. Nadie nos ha dicho nada, aunque tampoco lo estamos preguntando. Nadie se preocupa ahora por eso, pero para un médico residente vivir en Barcelona con 980 euros es difícil.

-¿Qué petición haría para mejorar?

-A quien pueda mejorar la sanidad, en esta situación, solo pido material y descanso. A la sociedad le pido muy claramente que, si ahora te puedes quedar en casa, ¿por qué un martes normal hay 150 personas en Urgencias porque les duele el pie y si de repente hay un partido del Barcelona no viene nadie? La sociedad debe valorar lo que significa ir a un hospital, que te vea un médico, un enfermero. Se debe ser responsable con la sanidad pública, que siempre está desbordada.

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