ArcelorMittal iniciará mañana los preparativos para parar uno de los dos hornos altos de Gijón (el A) y así tratar de sortear la caída de la producción que sufre por la crisis sanitaria del coronavirus. A partir del día 7 el horno dejará de producir de manera indefinida hasta que la situación escampe. La multinacional justificó este parón por la crisis que está sufriendo el sector automovilístico, uno de sus principales clientes, y anunció ayer a los sindicatos que va a dejar su actividad al "mínimo imprescindible" en la región para garantizar la integridad de las instalaciones más críticas y así poder seguir abasteciendo a la industria considerada por el Gobierno como "esencial". En concreto, mantendrá en funcionamiento la línea de hojalata para suministrar a la industria conservera, la de chapa para seguir alimentando a las empresas electrogeneradoras y seguirá con algo de actividad en carril para cumplir con los compromisos que tiene en los mercados internacionales.

En el resto de los talleres que la multinacional tiene en Asturias la parálisis es casi total. Arcelor sigue sin concretar cuántos trabajadores serán regulados de empleo durante estos días. Aunque los sindicatos critican que la multinacional ya está dando de baja a mucho del personal eventual.

Otras dos grandes empresas industriales asturianas alargaron hasta ayer la toma de la decisión de mantener la paralización de sus actividades o reanudarlas -Alu Ibérica (fundición de aluminio) y Asturfeito (calderería pesada)-; resolvieron la cuestión de forma dispar: frenazo total de la producción la primera y trabajo en régimen de mínimos la segunda.

Alu Ibérica ha optado por mantener la parada de la fábrica avilesina, toda vez que había llevado a cabo el proceso de apagado y limpieza de hornos durante el fin de semana y volver a arrancar la maquinaria no es garantía en estos momentos de que la producción tuviera salida en el mercado, pues los clientes también se ven afectados en gran medida por el endurecimento de la norma estatal sobre actividad industrial. Asimismo, la dirección de la aluminera no vio claro el encaje de su actividad en los sectores autorizados a trabajar y el hundimiento del precio del aluminio actuó como otro estímulo para optar por la paralización de la fábrica.

Asturfeito, firma especializada en la construcción de grandes piezas de acero, ha encontrado un resquicio a mantener parte de su actividad en la ría de Avilés en la salvedad convenida con el Gobierno para que las empresas con contratos internacionales con fecha de entrega pactada puedan seguir trabajando en ellos y evitar, de ese modo, sanciones o pérdida de futuros proyectos por la desconfianza de los clientes.

La excepción a la reducción generalizada de la intensidad productiva son dos grandes industrias químicas que reúnen los requisitos para que sus actividades tengan la consideración de esenciales: Du Pont y Fertiberia.

Du Pont mantiene a pleno rendimiento sus plantas de ICL y nomex, que sirven a sectores esenciales, en particular para la fabricación de la fibra ignífuga nomex con la que se confeccionan equipos de protección individual para los cuerpos de orden público, bomberos y fuerzas armadas, además de otros sectores industriales también críticos. Du Pont proporciona servicios básicos (agua, vapor, aire...) requeridos por las plantas de Sontara (propiedad de Jacob Holm) y Corteva, cuyas producciones también están destinadas a sectores esenciales en estos momentos (productos sanitarios desechables y agricultura, respectivamente). Fertiberia también es ajena a las nuevas restricciones a la producción, dado que los fertilizantes que fabrica en Trasona (Corvera) son considerados esenciales para el sector agroalimentario.

"Gracias a la buena disposición del Principado, sobremanera de los responsables de la Consejería de Industria, de la Delegación del Gobierno en Asturias, de Femetal y de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), lo que parecía que iba a ser un apagón se ha quedado en un eclipse". Así resume un alto cargo del sector metalúrgico asturiano la sensación de alivio que experimentó el martes después de 72 horas frenéticas, confusas y agónicas: las que pasaron entre el anuncio gubernamental de un endurecimiento de la norma de paralización de industrias "no esenciales" y el establecimiento final de una serie de excepciones que ha permitido a varias empresas industriales asturianas mantener abiertas sus puertas.

Según el primer planteamiento, el dado a conocer el sábado a las 18.30 horas por el presidente Pedro Sánchez, la ampliación de actividades empresariales obligadas a parar para reducir la movilidad ciudadana y contener la epidemia de coronavirus hubiera infartado el corazón industrial de Asturias, básicamente metalúrgico. Los empresarios advirtieron al Principado del daño que causaría a sus negocios un cierre total hasta el 10 de abril y las organizaciones patronales, también los sindicatos, comenzaron a trabajar en la búsqueda de resquicios e interpretaciones del texto que elaboró el Gobierno que permitieran a las grandes empresas asturianas sortear la parada forzosa. "Si en el pasado hemos tenido que criticar algunas veces al Gobierno regional por su tibieza en defensa de los intereses de la industria asturiana, en esta ocasión hay que aplaudir la sensibilidad que ha mostrado y la decisión con la que se dirigió al Gobierno español para hacerle ver que tenía que levantar la mano", asegura un directivo que fue protagonista de las tensas negociaciones desarrolladas entre el domingo y el lunes y que resalta el pape crucial de FADE y Femetal.

El argumentario usado para justificar la "esencialidad" de empresas siderúgicas o del metal como las antes citadas conjuga interpretaciones del texto del real decreto -como el "mantenimiento de la actividad mínima indispensable"-, las costosas averías que podría suponer la parada repentina de instalaciones fabriles altamente complejas como hornos, piscinas para electrolisis o máquinas pensadas para trabajar de forma ininterrumpida y el riesgo de incurrir en penalizaciones económicas por incumplimiento del plazo de entrega de proyectos internacionales.

Pese a todo, el reguero de regulaciones de empleo no cesa. Ikea y Leroy Merlin anunciaron que aplicarán un ERTE a parte de su plantilla en España.

Por su parte, el grupo cervecero gallego Hijos de Rivera (Estrella de Galicia), dueño en Asturias de la envasadora Agua de Cuevas, de Felechosa (Aller), comunicó a sus trabajadores que no aplicará expedientes de regulación laboral en las sociedades del grupo.