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Fernando Beltrán llega a la meta de Hospital Moncloa bajo intensa lluvia

El poeta, enfermo del COVID-19, regresa a su casa exhausto después de cinco días ingresado, emocionado y agradeciendo cada dolor

Fernando Beltrán, en una imagen tomada hace dos años.

Llovía, como en todos los días importantes de la vida del poeta Fernando Beltrán, cuando regresó a casa después de cinco días ingresado en el Hospital Universitario Moncloa por el coronavirus.

Ayer, España superó los 100.000 contagios y hoy se acerca a los 10.000 muertos. También 22.500 personas han sufrido el coronavirus y se han recuperado. Fernando Beltrán (Oviedo, 1956) está en ello y lo cuenta con los dedos en el Whatsap.

Ayer, 13:55. Acaban de darme el alta para seguir tratamiento en casa. Me despiden las enfermeras haciendo pasillo con mi nombre y abajo me recibe una lluvia inmensa, Elena, inmensa, charcos por todas partes, Puente de los Franceses, trenes de cercanías, calles de Madrid y caminos y nombres de la vida otra vez. No me lo creo.

El nombrador de empresas que ha rebautizado Oviedo, la ciudad de su infancia, como "Lloviedo" ve que se sigue cumpliendo lo que dijo en "La Asturias que funciona", una iniciativa del Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y la Facultad de Economía de la Universidad de Oviedo, en octubre de 2017:

"Todas las cosas importantes me han pasado en días lluviosos. Las buenas y las malas".

El presidente de la Fundación Aula de las Metáforas dio positivo por COVID-19 el 24 de marzo después de varios días de síntomas. "Esto va lento, aunque respiro bien y hay oxígeno todavía de sobra. Y sobre todo muchas ganas de acabar pronto esta pesadilla", dijo entonces.

Ayer, 13:55. No me lo creo. Qué mal lo he pasado, madre mía. No estoy curado, pero esto es un paso muy muy muy grande. Me encuentro pinchazos por todo el cuerpo y a cada uno y su dolor doy gracias agradecido.

Ayer, 14: 10. Seguiré tratamiento estricto en casa, y sigo aislado, pero me encuentro mucho mejor en todos los sentidos.

No podía hablar, por el cansancio, por el miedo a la emoción y por lo que le pudieran repercutir el esfuerzo de uno y de otro, pero quería agradecer el interés y los cientos de mensajes que recibió estos días.

Ayer, 14:10. Hubo horas muy duras. Mi habitación daba al Puente de los Franceses, el humilde y maravilloso puente de ladrillo rojo por el que entré en Madrid a los ocho años. Sigue vivo y cruzando los trenes sobre él, abrazándome cada vez que pasaban en esa curva alrededor mío. Menuda metáfora haciéndome compañía. Ahí me he aferrado.

En el otro cabo de ese viaje de los ocho años estuvo la partida de Oviedo:

LA NUEVA ESPAÑA Domingo, 25 de septiembre de 2011

-El día en que nos fuimos a Madrid corrí al Campo y me abracé fuerte a un árbol para que no me llevaran mientras culpaba a mi madre llamándola "traidora".

Su madre era madrileña, "gata", descendiente de un héroe del 2 de mayo de 1808. Su padre fue alcalde de Oviedo. Marcharon a Madrid porque su padre, Beltrán Rojo, iba a trabajar en Aeronáutica Industrial, empresa de los mismos dueños que Fábrica de Mieres.

El poeta de "Aquelarre en Madrid" (1982) un libro de referencia de "La Movida", empezó ayer otra etapa. Y la ve en términos ciclistas. Envía una foto del asturiano Vicente López Carril, vencedor de tres etapas en el Tour de Francia, (donde acabó en cinco ocasiones entre los 10 primeros), una en el Giro de Italia y una en la Vuelta a España.

Ayer, 13:56. -¡¡¡Mis héroes de niño!!!

Ayer, 14:10. -Ahí me he aferrado. ¡¡¡Y al esfuerzo de aquellos ciclistas del KAS, Tourmalet arriba o Galibier o Alpe D'Huez!!! ¡¡¡Y luego anoche, al salir, esa lluvia, mi lluvia a manos llenas!!! Abrazo inmenso. Fuerza a todos los enfermos de mi tierra. ¡¡¡Nos vemos pronto!!! Vuelvo a la lucha

Ayer, 13:56. Saluda a tantos amigos. Gracias a todos. Seguiré luchando. Qué bien se está en casa. ¡Un abrazo!

Otra etapa.

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