Iván Suárez estuvo más de un mes trabajado sin descanso en adecuar un local próximo a la iglesia de La Felguera que iba a albergar su bar. "Bajé los techos, pinté, arreglé los baños... Lo hice yo mismo con la ayuda de algún amigo para ahorrar costes", relata. El 12 de marzo, jueves, era la fecha fijada para la inauguración y la esperada apertura se desarrolló sin contratiempos. Los clientes dieron la bienvenida al nuevo negocio entre brindis, animadas charlas y risas. No hubo tiempo para mucho más. Cuarenta horas después, Suárez echaba el cierre, temporalmente, a su establecimiento. El coronavirus se lo había llevado por delante.
"Fue un bajón enorme. Me quedé hecho polvo porque tenía una ilusión enorme por abrir el bar y es muy duro ver cómo se va todo al garete. Me duró dos días, pero lo primero es preservar la salud de la gente", explica con resignación este hostelero langreano, que rescata los sentimientos experimentados durante el efímero periodo en el que permaneció abierto su negocio. "Abrí el jueves 12 de marzo. Ya había bastantes contagiados, pero sobre todo en Madrid. Estaba con el alma en vilo, pero no me imaginé que la cosa iba a acabar así. Se hablaba de suspender el mercado de La Felguera de los sábados y cosas por el estilo". Los acontecimientos se precipitaron y el sábado 14 de marzo Pedro Sánchez convocó un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar el estado de alarma. Ese mismo día, a las doce de la mañana, se paralizaba la corta andadura de La Posada del Vino.
Suárez valora de forma positiva las medidas que ha puesto en marcha el Gobierno, "que pueden ayudar a facilitar un poco las cosas", y agradece la "flexibilidad" con los pagos que están mostrando los proveedores y el arrendatario. "De lo malo, yo tengo un bar y no voy a perder la mercancía. Es peor para restaurantes y otros establecimientos que tengan productos perecederos. Lo que sí es cierto es que me pilló muy mal porque no me había dado tiempo a ingresar apenas nada".
Ingresos
Todos los ingresos familiares proceden del sector servicios y están ahora en el aire. "Mi mujer tiene una tienda de ropa, que también ha tenido que cerrar por ahora. Tenemos que tirar de ahorros, pero la hucha de un autónomo nunca está muy llena porque hay muchos gastos. Confiamos en que pronto se arregle todo y podamos reabrir", expone Suárez, padre de dos hijos de 5 y 12 años. "Todos lo vamos a pasar mal durante una semanas, pero no queda otra que tirar hacia delante. Debemos ser solidarios y ayudar cada uno en la medida en que podamos".
El hostelero langreano insiste en que "lo primordial ahora es cuidar de la salud y evitar que los hospitales se colapsen. En momentos así vemos lo importante que es la sanidad pública. Tenemos que aprender las lecciones que nos va a dejar todo esto".