Hace una semana Marián Quirós García se sentó a escribir una carta dirigida a la consejera de Educación del Principado, Carmen Suárez. Lo hizo en su doble condición de maestra y madre. Marián Quirós tiene a su cargo a un grupo de alumnos con necesidades especiales en el colegio público Hermanos Arregui de Pola de Siero, un centro del que unos años atrás fue directora. En su casa, sus hijos estudian Secundaria y en la Universidad. Antes de decidirse a comunicar sus inquietudes la Consejería, recibió un aluvión de mensajes y comentarios, de conocidos y allegados, todos en el mismo sentido: "Hay familias desbordadas, padres imprimiendo y dejando el trabajo escolar organizado antes de ir a trabajar o después de llegar del trabajo, extenuados por la presión psicológica de esta situación" y para los docentes es "imposible acceder y llegar a todos ellos, por desgracia, y compensar las brechas sociales y digitales de ciertas familias".

El sábado pasado Marián Quirós envió esa carta, en la que hablaba de todas esas preocupaciones, a la Consejera asturiana; la compartió con sus compañeros del colegio y con algunas personas cercanas. No era su intención, asegura, pero poco después se había hecho viral y circulaba por grupos de WhatsApp de padres y profesores de toda Asturias, e incluso fuera de la comunidad. Hace un par de días la compartió en sus redes sociales.

Marián Quirós asegura que no hay en ella ningún afán de "criticar a las autoridades educativas ni a los directores de los centros: yo no quisiera estar en su piel en este momento". Su carta, subraya, es una llamada a "la cordura y la reflexión", con la voluntad de detener "una carrera hacia adelante a la que no le encuentro mucho sentido". Utiliza el término "locura" para referirse a la dinámica en la que están inmersos padres y educadores. Los primeros añadiendo a su esfuerzo por mantener la normalidad y contener la angustia, la sobrecarga de desentrañar enlaces y claves en las webs en las que deben acceder y seleccionar los contenidos didácticos para sus hijos, incluso se les pide ejercer de logopedas o supervisar educativamente a niños con necesidades educativas específicas. "¿Estamos añadiendo una preocupación más a las familias. generando angustia y ansiedad por la escolarización de sus hijos e hijas o estamos dando respuesta educativa ?", plantea Quirós, que se pregunta si este es el momento de evaluar "al alumnado de Infantil, de Primaria e incluso de la ESO". "¿No será el momento de alentar, acompañar, calmar, transmitir serenidad y estar al lado de las familias ?", se cuestiona.

En cuanto a los profesores, Quirós afirma que están trabajando desde sus casas, sin horario y con sus propios recursos, haciendo "un esfuerzo ímprobo". Se echa en falta más y mejor organización.

En la situación actual, la docente asturiana opina que hay aprendizajes más valiosos que los estrictamente académicos. "Ahora, de lo que tengo que preocuparme es de levantarme todos los días con una sonrisa para que ellos sonrían", dice, hablando de su propia familia.

"Son momentos muy difíciles y todos tenemos que arrimar el hombro, pero es necesaria una reflexión sobre qué estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo", sostiene. Ese llamamiento es general y admite que "todos los implicados en el proceso educativo estamos sobrepasados". La maestra sierense hace ver que hay centros educativos muy preparados y competentes con las tecnologías y los recursos digitales, y otros que no lo están tanto. Ella misma, cuenta, trabaja con niños "con necesidades específicas" y hay chiquillos que en casa no disponen ni siquiera de lápiz y papel, mucho menos de una tablet o un ordenador.

Marián Quirós no se anima a concretar soluciones. Menciona iniciativas como las de un pueblecito donde un grupo de voluntarios se ocupa de ir al colegio a imprimir lecciones y ejercicios y dejarlos a la entrada a disposición de los alumnos. Cita al sociólogo Jaume Carbonell, que ha abogado públicamente por el aprobado general. La profesora asturiana opina que, en una situación tan excepcional, las alternativas han de estar a la altura: "La vida nos está dando un aprendizaje de solidaridad, empatía, de esfuerzo personal? ¿Qué mejores competencias podemos enseñar a nuestros hijos y nuestros alumnos?".