Sábado 4 de abril. Día XXII de confinamiento. El maldito baile de muertos, que cantaba el fallecido Luis Eduardo Aute, prosigue: 809 en un día. Es la cifra más baja en una semana. Ya van 11.744 fallecidos. Los contagiados son ya 124.736 tras los 7.026 positivos que se han producido en las últimas 24 horas. El número de hospitalizaciones empieza a remitir, destacan los expertos. Pedro Sánchez anuncia quince días más de confinamiento y ya adelanta que habrá más, aunque la hibernación de la economía se relajará una vez que acabe la Semana Santa.

Pedro Sánchez y la luz al final del túnel a base de resistencia, sacrificio y moral de victoria

Lo previsto. Sobre la tres de la tarde, Pedro Sánchez hizo aparición en las pantallas amigas para anunciar lo que ya toda España sabía: el confinamiento se prolongará quince días más, y lo que te rondaré, morena. La cuarentena no se acabará a finales de abril, habrá más. Antes, comunicó su decisión a la oposición por teléfono. El PP apoyará la medida a pesar de sus críticas a Sánchez. Lo mismo que Ciudadanos. En Vox estaban comunicando: exigen la dimisión del Presidente. Para superar lo que Sánchez calificó como "la crisis de nuestras vidas", nuestro hombre en La Moncloa recetó -lo repitió hasta en tres ocasiones en una innecesaria larga perorata - "resistencia, sacrificio y moral de victoria". También, unidad. Y prometió unos nuevos Pactos de La Moncloa para diseñar la reconstrucción del país. Sánchez, como ya hizo Obama en un discurso en 2009, citó el poema "Niños de Adán" del escritor persa del siglo XIII Saadi que hay en un tapiz que cuelga en la sede de la ONU (Nueva York): "Los seres humanos son miembros de un todo, la creación de una esencia y un alma. Si un miembro se aflige con dolor, otros miembros preocupados estarán. Si no tienes compasión por el dolor humano, no puedes llamarte humano". Pues eso, un poquito de humanidad.

Vuelven los corsarios y los mercados persas: la guerra de las mascarillas

Precisamente los hay que no tienen compasión ni pueden llamarse humanos. Una de las cosas que ha dejado al descubierto la crisis del bicho es la reaparición -en realidad nunca se fueron- de los piratas y los mercados persas. La compra de material sanitario para luchar contra el coronavirus (mascarillas, respiradores y test) se ha convertido en una macabra subasta a pie de pista dirigida por trileros que juegan con la muerte y el dolor ajeno. Y como remate, hay estados que se han metido a corsarios, asaltando aviones cargados con material ya convenientemente pagado por adelantado. Esto es lo que ha pasado, por ejemplo, con un envío a España que ha requisado Turquía. El "botín" incluía 150 respiradores pagados -tres millones de euros- por Castilla-La Mancha. Exteriores, tras días de negociaciones con los turcos, da por perdido el material, entre el que también había pedidos realizados por Sanidad y Navarra. Francia hizo algo parecido con un envío de un millón de mascarillas por el que España había pagado a una empresa sueca 4 millones de euros. En la guerra de las mascarillas, con la diplomacia no alcanza.

A vueltas con las mascarillas, ayer no, hoy sí

Cambio de criterio. Otro más. Las medidas evolucionan al ritmo que marca el virus. La OMS recomienda ahora que todo el mundo utilice mascarillas y guantes. Antes solo lo recomendaba para los positivos con síntomas y para el personal sanitario. Pregunta a Pedro Sánchez en la rueda de prensa dirigida tras su comparecencia sobre si los españolitos tendrán que andar por la vida con la cara tapada y elegantemente enguantados. Gambeteo del Presidente, no aclara nada. Pero sí, es lo que tocará. De ahí que el Ministerio de Consumo vaya a controlar el precio de las mascarillas, guantes y geles. Han pillado a algunos comerciantes inflando los precios de estos productos. En tiempos de crisis los hay que abrazan el capitalismo salvaje hasta sus últimas consecuencias. Son tipos que ya no necesitan mascarillas, ya traen de serie pasamontañas de bandolero.

La Policía Nacional advierte cierta relajación en las costumbres: coca y maría a domicilio

El Cuerpo alerta: está notando cierta relajación en el cumplimiento de las normas del confinamiento. En un día, 75 detenidos y 1.194 denuncias de personas que no pueden quedarse quietos en casa. Y los hay que siguen con el "negocio". En Alicante y en Valencia cazan a tres jóvenes haciéndose pasar por repartidores de comida a domicilio. Los pedidos no incluían pizzas ni rollitos de primavera. Nada parecido. Dos de los detenidos se encargaban de trapichear a domicilio con cocaína y otro, un "biker" con 900 gramos de marihuana encima, se encargaba del cannabis. En Novelda, también en Alicante, dos hombres, de 36 y 23 años de edad, acabaron en el cuartelillo tras ser pillados en la calle realizando un "pase" de marihuana. En su casa tenían todo un "jardín de la alegría" compuesto de 558 plantas. En Cantabria, como no, les da por la anchoa. Allí una mujer fue detenida al llevarse sin pagar ocho latas de anchoas de un supermercado para "dar de comer a un hijo" pese a no ser madre de vástago alguno. Si salir de la comunidad vecina, un varón es multado por coger sin guantes y escupir la fruta en una tienda, y otro por fumar en la calle porque "no iba con él lo de estar encerrado en casa". A este paso, la autoridad competente se va a forrar a base de multas.

Fiestas ilegales, cócteles molotov por las ventanas y francotiradores justicieros

El confinamiento comienza a pasar factura a muchas cabecitas. Dos ejemplos, en Valencia la Policía detuvo a un vecino de 53 años que se dedicaba a disparar con dos escopetas de perdigones contra señales y coches. Los vecinos explicaron a los agentes que el problema era que el sujeto estaba harto de la gente que paseaba una y otra vez a sus perros. En Alcorcón, la chifladura del día la protagonizó un menor. La criatura lanzó un cóctel molotov contra una patrulla de la Policía Nacional que estaba controlando el cumplimiento de la cuarentena. Y en Valencia, otra vez Valencia, fueron multadas diez personas que estaban en un bajo de la ciudad celebrando una fiesta. Puestos a elegir, mejor el "botellón" controlado que la kale borroka y los francotiradores justicieros.

En mitad del drama, milagro: el que fue amo de la F1 será padre a los 89 años y Lara nace en la autopista

No todo son malas noticias. Una la protagoniza Bernie Ecclestone, el que fuera amo y señor de de la Fórmula 1. El Papuchi británico será padre a sus 89 años junto a su mujer Fabiana, de 41. El retoño, además de llegar al mundo con una fortuna bajo el brazo estimada en más de 4.000 millones de euros, tendrá el amor de sus tres hermanas, la mayor ya jubilada: tiene 65 años. Y será tío-abuelo, ya que su padre cuenta con cinco nietos y un bisnieto. "No tiene nada de raro. Hace un tiempo que no trabajo y he tenido mucho tiempo para practicar. Mi mujer está emocionada. No sé a qué viene tanto escándalo. Estoy contento por mi mujer, lleva esperando esto bastantes años. Estoy contento de que vaya a tener a alguien cuando yo me marche. Es divertido, no veo ningún drama. Tengo nietos y tengo ganas de tener otro bebé", afirmó Bernie al "Daily Mail". Otro milagro, esta vez en Xermade (Lugo). En plena autopista, a Lara le entró prisa por conocer este nuevo mundo. Papá tuvo que aparcar en el arcén de la autopista para que mamá diera a luz. El milagro de la vida no entiende de cuarentena ni de hibernación. Y que así siga siendo.

Eto'o y Drogba no son cobayas

"Hijos de puta, no sois más que mierda, África no es vuestro patio de juegos". Lo dijo el exfutbolsita Samuel Eto'o tras conocer que dos médicos franceses recomiendan probar en África las vacunas que se vayan desarrollando contra el coronavirus. "Bienvenido a Occidente, donde los blancos se creen tan superiores que el racismo y la debilidad se vuelven algo banal. Tiempo de rebelarse", añadía Demba Ba .Y Drogba, otro exfutbolista africano, remató: "Es totalmente inconcebible que tengamos que seguir soportando esto. África no es un laboratorio de pruebas, no tomen a los africanos por cobayas". Los hay que piensan que los gendarmes del Gobierno colaboracionista de Vichy continúan brindando con Pernod en el "Rick´s" de Casablanca junto a rubios oficiales de las SS y la Gestapo.