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Crisis del coronavirusLa UCI De Los Autónomos

Jesús González: "Hay mucha incertidumbre, no sé qué puede pasar en dos meses"

El propietario de una tienda de café sigue abierto "al ralentí", con productos que no puede vender: "Entra poca gente, casi nadie"

La UCI de los autónomos: Jesús González, propietario de una tienda de cafés

La UCI de los autónomos: Jesús González, propietario de una tienda de cafés

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La UCI de los autónomos: Jesús González, propietario de una tienda de cafés C. M. Basteiro

Parecía que 2020 sería por fin el año para Ca Silverio-Cafés y Cafeteres. Una pequeña tienda de Mieres de café gourmet para llevar, cafeteras y otros útiles. Parada de encuentro para la que ya es la segunda familia de Jesús González -vecino de Mieres, pero natural de Avilés-. Abrió el establecimiento en junio hará cuatro años, tras aparcar su vocación de periodista y perseguir un sueño: poner en marcha su propio negocio, el primero de estas características en las Cuencas. "Todo empezaba a despegar", asegura.

Hasta el pasado día 13, cuando el decreto del estado de alarma le puso en una situación difícil. No está obligado a cerrar, por lo que las ayudas le quedan lejos, pero no puede vender los principales productos que ofertaba: ni café preparado para llevar ni útiles de ferretería (cafeteras). Atiende a los clientes con su gracia de siempre, aun viviendo en una incertidumbre grande: "Entra muy poca gente, casi nadie. No sé lo que puede pasar en dos meses".

Jesús González puede mantener su negocio abierto porque una parte de los productos que oferta entran dentro de la categoría de "alimentación". Son las chocolatinas y galletas envueltas, los paquetes de infusiones, el café en grano o molido y otros productos envasados. "No entiendo por qué podría vender ensaladilla rusa en un tupper y, en cambio, no puedo seguir ofreciendo el café con leche para llevar", dice, resignado. Asegura que el decreto no lo especifica, pero que la Policía se lo ha hecho saber. "Lo he consultado con compañeros de otras comunidades autónomas y están en la misma situación", apunta. Las ventas caen en picado. "Algunos días no entra nadie en la tienda".

¿Por qué no baja la persiana? No es tan fácil. "Al no estar obligado a cesar la actividad, tendría que demostrar una caída del 75 por ciento en la facturación de marzo. Algo que no ha ocurrido, porque hasta la mitad de mes (hasta el día 13, cuando se decretó el estado de alarma) funcionó con normalidad". Tendría que esperar a mayo para acceder a las ayudas para autónomos y, se niega a perder la esperanza.

Ahí sigue, en la calle Doce de Octubre de Mieres resistiendo. Ha rebajado el horario: de mañana y tarde, a solo por las mañanas. "Conozco gente que no va a volver a abrir. Autónomos que habían puesto en marcha el negocio hace unos meses y que no tienen solución", afirma. O sí, porque los bancos dan crédito: "Pero no creen, igual que yo, que la mejor forma de salir de esto sea 'empufarse' para pagar otro 'pufo'. No tiene sentido". ¿Y él piensa en cerrar? "Ya te digo que la incertidumbre es mucha, muchísima. No sé lo que podría pasar. Un mes tiras, en dos meses no sé lo que podría pasar". Sus clientes, los que tantos alivios encuentran en el café de Ca Silverio, esperan que pronto vuelva a la normalidad.

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