España seguirá en confinamiento hasta el 25 de abril, pero el estado de alarma que ampara las medidas ante la pandemia se prolongará más allá de final de mes. El presidente Sánchez trazó ayer un horizonte de "varias semanas de restricciones muy estrictas", en el que se abren esperanzas todavía muy tímidas. Superado este nuevo plazo, tras mes y medio de encierro de la población, se suavizarán las medidas si se consolida la mejoría en el frente sanitario que ahora comienza a apreciarse. Antes, pasada la Semana Santa, se suspenderá el parón de la actividad industrial decretado de forma sorpresiva y algunos sectores de gran peso económico dejarán de estar en "hibernación".

Pedro Sánchez confirmó la prórroga del confinamiento en un día en que el recuento de los fallecimientos por el COVID-19, 809 en las veinticuatro horas precedentes, revelaba la mejor cifra de la última semana. Hay signos de que la pandemia pueda estar comenzando a remitir, pero no suficientes como para suavizar las medidas impuestas desde el 15 de marzo, cuyo cumplimiento se controla cada vez de forma más severa. "No podemos permitirnos relajar la atención por el riesgo a precipitarnos en una segunda oleada cuando nuestras fuerzas estén más mermadas", expuso Sánchez en su comparecencia al filo de las tres de la tarde, después de reunirse con los comités científico y técnico dedicados al seguimiento de la pandemia y de comunicar su decisión a los líderes de los grupos políticos con representación en el Congreso.

"Nueva normalidad"

En lo inmediato, todo seguirá como hasta ahora, con las salidas limitadas y la movilidad restringida a aquellos traslados que guarden relación con actividades declaradas esenciales. Después se abrirá "una segunda etapa, otro escenario hacia un nueva normalidad social y recomposición de la economía". Ese fue el vago vaticinio de Sánchez respecto a lo que viene. El Presidente justificó la falta de concreción de medidas futuras por la circunstancia de que estamos ante "una crisis muy dinámica", al enfrentarnos "a un virus que la comunidad científica está conociendo ahora".

El Gobierno, expuso Sánchez, prepara ya el escenario posterior al final de esta prórroga del confinamiento, en el que, si todo funciona, seguiremos en estado de alarma, pero en otra circunstancia, que habrá que encarar "con empatía social y precaución". Un equipo de epidemiólogos y especialistas trabaja en esa progresiva recuperación de la normalidad, en la que habrá que conjugar medidas higiénicas elementales, como lavarse las manos con frecuencia, con el reforzamiento de la estructura sanitaria y el desarrollo de una serie de "iniciativas tecnológicas de seguimiento de la pandemia".

La crisis sanitaria tiene otro frente, el económico, en el que ayer Sánchez formalizó su propósito de promover un gran acuerdo al estilo de los Pactos de la Moncloa, que, a comienzos de la Transición, estabilizaron la economía y aplacaron el malestar social. En esa reconstrucción que vendrá Europa es crucial y "España no va a renunciar a los eurobonos", como forma de compartir la inevitable deuda que genere la recuperación.

Apoyo garantizado

Antes de la comparecencia, Sánchez contaba ya con el respaldo del PP y Ciudadanos a la prórroga del confinamiento, que se materializará en el Pleno que el Congreso celebrará el próximo jueves para validar la medida, lo que garantiza que saldrá adelante.

Al igual que hizo con el resto de los líderes de los partidos. El presidente habló con Pablo Casado, quien en días precedentes la reprochaba la falta de contacto con el principal partido de la oposición. Las críticas de los populares decaen cuando encaran la decisión de apoyar o no medidas de acción contra la pandemia, conscientes de que, en esta situación de emergencia, retirar el respaldo al Ejecutivo en ese frente puede suponer para ellos un alto coste político. Sí cabe la crítica persistente sobre la falta de previsión y de medios, que ayer, tras la comparecencia de Sánchez, ejercitaba el secretario general del PP, Teodoro García Egea, al constatar que "seguimos sin saber qué ha ocurrido con los respiradores que se han quedado en Turquía, ni dónde están las mascarillas, ni los guantes, ni nada".

En el frente económico la situación es muy distinta y ahí el PP carga sin miramientos contra lo que considera un intervencionismo excesivo del Gobierno al amparo de la crisis sanitaria. Casado coincide con los empresarios en esa apreciación y atribuye lo que diagnostica como una deriva hacia la estatalización a la influencia en el Ejecutivo del líder de Podemos, Pablo Iglesias. Sánchez, quien deslizó réplicas a los populares sin citarlos y buscando contrarrestar su iniciativa de un homenaje nacional a la víctimas del coronavirus, defendía ayer el peso creciente de la política en la economía, al apreciar que entre las grandes enseñanzas de esta emergencia quedará "la importancia de lo público" y la necesidad de "reforzar el Estado del bienestar".