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Pronóstico COVID-19: A la curva le cuesta descender

La evolución en los últimos días revela que rebajar el número de infectados tras el pico puede ser más difícil de lo previsto y que los nuevos casos son un indicador poco fiable

El descenso de la curva de nuevos casos de contagiados por el COVID-19 está siendo más lento de lo esperado. Eso es algo que se constata en Asturias (algunos expertos hablan de un "efecto meseta" por el cual la propagación de la enfermedad pasaría por un periodo de estabilidad antes de descender) pero también en otras comunidades autónomas.

El análisis matemático del asturiano Juan Luis Fernández, catedrático de Matemáticas la Universidad de Oviedo y director del Grupo de Problemas Inversos, Optimización y Aprendizaje Automático, corrobora que si bien casi todas las comunidades autónomas han sobrepasado el pico de contagios, estas han emprendido de manera irregular el proceso de descenso en la curva.

Algunas como Cataluña podrían no haber siquiera alcanzado el pico de contagios. Hay una cuestión además que cada vez resulta más relevante y distorsiona los datos: los casos detectados empiezan a tener mucho ruido. Sabemos que la mayor parte de las personas infectadas por el virus no entran siquiera en esa estadística. Por ejemplo, los servicios de atención primaria del Principado tienen a casi 5.000 pacientes sometidos a control telefónico, con síntomas que podrían ser compatibles con la enfermedad causada por el coronavirus y que se encuentran leves. Solo entrarán en la estadística si su estado de salud empeora, requieren traslado al hospital y se someten a un test.

La incorporación esta semana de los denominados "autocovid", las pruebas diagnóstico que se realizan al llamado "personal esencial" también han incrementado el número de casos detectados. Ayer, los servicios de salud del Principado declararon haber efectuado 15.831 test, con un incremento diario que ya ronda las 1.200 nuevas pruebas.

Otro dato significativo es el alto número de esos nuevos casos que en Asturias se producen entre personal sanitario. Aunque el Sespa no facilita en su estadística cuántos contagiados pertenecen a su plantilla, sí se conoce que de los 83 nuevos casos declarados ayer, 6 corresponden a ancianos de los geriátricos públicos, ocho a trabajadores del ERA y seis más a plantilla de residencias privadas. Es decir, la cuarta parte de esos nuevos contagios se producen en esos focos que no están acotados por el confinamiento al que se ha sometido al resto de la población. Con todo, el escenario en el que trabajan los responsables sanitarios asturianos es que aún pueda producirse los próximos días un leve repunte de nuevos casos antes de iniciar el descenso.

Aunque no hay duda de que la pandemia de COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, está remitiendo en España (aunque se incremente la presión hospitalaria y se eleven las cifras de fallecidos), el número de nuevos contagios diarios parece ir cayendo más lentamente de lo que cabía esperar. Una situación similar se produjo en Wuhan, con un descenso más suave en el ritmo de contagios después del confinamiento.

Sí hay un dato que indica que la senda de recuperación es clara: ayer se produjeron 26 recuperaciones, frente a 9 personas más hospitalizadas y 2 ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). No obstante, la clave estará en lograr que el número de recuperaciones sea superior al de casos detectados, y que se consiga rebajar el número reproductivo básico (es decir, a cuántas personas contagia un positivo). Solo cuando este número sea menor que uno podremos decir que la pandemia está realmente contenida. En estos momentos, las hospitalizaciones, los fallecimientos o los ingresos en UCIs, además de las curaciones, pueden ser mejores indicadores para conocer cuándo se podrá considerar superada esta primera etapa de freno de la pandemia.

En una jornada en la que el gobierno central ha prolongado 15 días más el confinamiento y ha dejado entrever que caben nuevas prórrogas, se constataba en el conjunto de España un esperanzador descenso en el número total de fallecidos, con 809 muertos que representan la cifra más baja de la última semana. El número de ingresos hospitalarios también ha descendido, pero se eleva la presión en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), con cada vez un mayor número de pacientes a los que atender. Los próximos dos días habrá que mirar con cautela los datos, porque ya se pudo comprobar la pasada semana que se aplazan algunos reportes los domingos y lunes, lo que dio pie a que el pasado martes se produjese un excepcional repunte del número de casos declarados.

El análisis llevado a cabo por el asturiano Juan Luis Fernández, en colaboración con la también profesora de la Universidad de Oviedo Zulima Fernández-Muñiz, apunta a que el proceso de recuperación puede ser más lento en algunas comunidades autónomas, lo que arrastraría la recuperación global del país. Sus proyecciones para el conjunto de España, de hecho, elevan un poco la cifra total de infectados una vez que pase esta primera fase de contención de la enfermedad, pudiendo superarse los 170.000 contagiados. En la actualidad se contabilizan en España 117.700 casos. Los análisis llevados a cabo por estos matemáticos han sido reclamados por Asturias, Cantabria y Castilla y León, además de por autoridades sanitarias de Estados Unidos, Paquistán y Venezuela.

Con los datos de Asturias y ese repunte de los dos últimos días que podría marcar un cambio de tendencia, lo que los expertos sugieren para que la evolución siga la senda que debería es "controlar los focos y tener en cuenta el efecto causado por el aumento de los test realizados", sostiene Juan Luis Fernández.

Los profesores asturianos también han introducido en su modelo los casos globales en el planeta, y han llegado al pronóstico de que el máximo se producirá en un plazo de dos semanas, llegando a los 200.000 infectados diarios. En un análisis llevado a cabo en colaboración con el analista informático Óscar González Rodríguez, la proyección señala que lo peor de la enfermedad desde el punto de vista global aún está por venir, a medida que comiencen a dispararse los casos en Estados Unidos y en especial en Latinoamérica.

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