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Crisis del coronavirus

El enemigo sin plan pero letal

El Regimiento "Príncipe" afronta las tareas de vigilancia y de higienización como si estuviera en un escenario "similar al bélico"

Un militar desinfecta el uniforme de un compañero al finalizar unas tareas de higienización en Gijón. JUAN PLAZA

El Ejército salió a la calle con el primer decreto del estado de alarma. Pero su misión está muy lejos de épocas pasadas, y la visión de su papel por parte de la ciudadanía también. Desplegado por todo el territorio regional y nacional, la labor de estos militares del siglo XXI se centra en la vigilancia y disuasión para garantizar el cumplimiento de las medidas del estado de alarma, el apoyo al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y la desinfección de infraestructuras, fundamentalmente geriátricos y centros sanitarios, aunque también en otras instalaciones, como el aeropuerto. Es la "operación Balmis", en honor a Francisco Javier Balmis, médico y cirujano español que difundió la vacuna de la viruela en América y Filipinas, un hito en la historia de la medicina.

"El Regimiento 'Príncipe' afronta esta situación como una operación más, pero con el hecho sin precedentes de que se desarrolla en casa, que afecta a nuestras familias y que esta pandemia condiciona la vida y todas las actividades diarias". Quien habla es el coronel Alfonso Pardo de Santayana, jefe del Regimiento "Príncipe", con base en Cabo Noval. Él tiene a su esposa, María, y a siete hijos en Madrid, porque tienen que seguir con sus estudios. "Hay también personal de la unidad que tiene que lamentar el fallecimiento de seres queridos sin poder despedirse o consolar a su familia y debe seguir trabajando. Bueno, la misma situación que mucha gente", afirma.

La organización del trabajo se realiza con días de anticipación, aunque se revisan a diario para adaptarse a la situación. Nada queda al azar. La comunicación es permanente y fluida con distintas autoridades y de reconocimiento de los lugares en los que se van a desplegar las unidades. Sobre todo se coordina con la Delegación del Gobierno y la Delegación de Defensa, a fin de orientar correctamente los esfuerzos, y con el Cuerpo Nacional de Policía, con la Guardia Civil en sus zonas de responsabilidad, con ayuntamientos, Policía Local o Protección Civil. Además, se está llevando a cabo una labor coordinada con el Servicio de Salud del Principado de Asturias.

"Las magníficas relaciones desde antes de la pandemia que se han cultivado desde la Delegación del Gobierno entre las distintas autoridades en el Principado; el Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil, la Delegación de Defensa y demás han propiciado que ahora la coordinación sea, si cabe, más eficaz", destaca el coronel Pardo de Santayana.

Pero además, se ha establecido a la vez un organización sincronizada para evitar la transmisión entre los propios militares para "que los contagios no nos paren". Por eso se "empeñan los elementos necesarios, pero solo los imprescindibles para que el apoyo sea eficaz sin comprometer al resto". Así, se han establecido tres turnos, uno de actividad, con el personal que patrulla, organizado en turnos de forma que no hay contacto físico entre ellos y se van rotando. Antes y después de cada rotación se desinfectan completamente todos los medios empleados, desde los coches a las mochilas, explica el jefe militar de Asturias.

Aproximadamente otro tercio del personal realiza labores en el acuartelamiento Cabo Noval, mientras el resto se encuentra en su domicilio preparado para actuar en cuanto se les llame, o realizando tareas de instrucción con fichas que cubren tanto temas técnicos como sesiones de educación física para realizar en casa.

El Batallón "San Quintín" se dedica a labores de patrulla de disuasión y vigilancia de las medidas de la cuarentena, y el Batallón "Toledo" se emplea en las misiones relacionadas con el apoyo al HUCA y la desinfección de infraestructuras.

Las anécdotas son continuas y diarias y "la población civil nos ha demostrado en todo momento su apoyo y su cariño, además de comprender perfectamente la labor que estamos realizando". Por ejemplo, "en Oviedo raro es el día que no sacan café para las patrullas de una Comisaría, de una dependencia municipal... En Avilés la panadería Armonía nos hace llegar donuts cada vez que salimos a patrullar por la ciudad, y en Mieres es el propio Ayuntamiento el que en más de una ocasión, a la vez que nos abría las puertas de las dependencias de Protección Civil para que pudiésemos comer a resguardo, nos completaba la dieta con una empanada o unos preñaos", relata agradecido el coronel Pardo de Santayana.

También hay numerosas empresas asturianas que se han ofrecido para ceder todo tipo de material. "Quiero mencionar el apoyo de particulares y empresas que nos han ofrecido medios para luchar contra esta epidemia. Como la empresa Grillo de aquí de Siero, que nos ha proporcionado modernos pulverizadores eléctricos para desinfectar; la empresa Salma Environmental Solutions, que nos ha prestado un cañón nebulizador para desinfecciones; el Grupo Masaveu, que nos dona todo el desinfectante que podamos necesitar, o donaciones de empresas como Oquendo o Toscaf", destaca.

Todas estas muestras de apoyo y gratitud se producen en un escenario que para el jefe militar de Asturias se asimila a uno bélico. "Nos estamos jugando la vida de personas, de gente nuestra, y las consecuencias de esta situación serán mayores cuanto más se prolongue en el tiempo. Es verdad que este enemigo no quiere nada, no tiene voluntad, pero en su naturaleza está una capacidad de contagio y agresión que implica la muerte de los más vulnerables", asegura.

Pese al confinamiento, el elevado número de contagios y la pérdida de vidas, el coronel Alfonso Pardo de Santayana se empeña en lanzar un mensaje de optimismo y de ánimo: "Estamos viviendo unos momentos que ponen a prueba a la sociedad, pero estoy convencido de que vamos a salir reforzados como nación, más conscientes de la importancia de trabajar unidos hacia un proyecto común. Los asturianos están respondiendo de una manera ejemplar al esfuerzo necesario. Cuando todo esto acabe nos quedará la tristeza por los que nos han dejado, pero el orgullo de haber sido capaces de luchar unidos para vencer a esta pandemia".

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