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Crisis del coronavirus

Asturias defiende un "desconfinamiento" gradual, según cada territorio y con cautela

El Gobierno central anuncia que las decisiones de "desescalado" se tomarán en dos semanas, tras la encuesta serológica a más de 62.000 personas

Una joven con mascarilla camina por delante de un escaparate. | MARA VILLAMUZA

El "desconfinamiento" será gradual. El Gobierno central ve necesario esperar a que los epidemiólogos tengan en sus manos los resultados de los test que se harán a más de 62.000 personas antes de adoptar unas medidas para la vuelta a la normalidad sobre las que no hay ningún precedente en el mundo. Una de las posibilidades encima de la mesa consiste en abrir la mano en aquellas regiones que, como es el caso de Asturias, presentan una mejor evolución, pero los expertos también lanzan un aviso: donde hay menos casos también hay un mayor riesgo de nuevos brotes al ser menor el volumen de población ya contagiado: "Abrir una autonomía entera es muy arriesgado".

Pedro Arcos, profesor de la Facultad de Medicina de Oviedo y expresidente de Médicos Sin Fronteras de España, organización con la que ha trabajado en control de epidemias en Asia, África y América, argumenta "el arma de doble filo" que supone el escenario actual de Asturias ante la pandemia del coronavirus COVID-19 de cara a una vuelta a la normalidad, cada vez más ansiada por el conjunto de la población. "Aunque Asturias está muy bien situada, en relación con otras comunidades autónomas, en cuanto a infectados, casos, mortalidad y operatividad del sistema sanitario para hacer frente al problema, no es buena idea hacer una apertura adelantada. Al haber menos casos, todavía queda muchísima gente que se puede infectar", esgrime Arcos, quien advierte de que "hay mucho riesgo en abrir una comunidad autónoma entera".

El criterio del Principado es que el "desconfinamiento" será gradual y por territorios, dependiendo de la afectación", según comentó días atrás el presidente, Adrián Barbón, quien apuntó la posibilidad de que esas medidas, por fases, lleguen incluso aunque todavía esté vigente el estado de alarma. El Consejo de Ministros ordinario, reunido ayer, aprobó pedir al Congreso la ampliación del estado de alarma, que vencía el próximo fin de semana. La prórroga, en dos semanas, alargará esa situación excepcional hasta el día 26, un periodo que el Gobierno de Pedro Sánchez juzga necesario antes de iniciar la llamada "desescalada" o "desconfinamiento". En esos 17 días debería realizarse la encuesta serológica en 30.000 familias, más de 62.000 personas, que a día de hoy se considera la herramienta más válida para determinar el número real de contagiados que hay en España, un dato clave para que los epidemiólogos puedan recomendar las medidas que permitan la vuelta a la normalidad, que habrá de ser progresiva y sobre la que no hay precedentes, de ahí su complejidad. "No es fácil, es la primera vez que nos enfrentamos a una pandemia así. Ningún país tiene la clave de cómo hacerlo", reveló María José Sierra, portavoz del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, mientras que la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, indicó que el plan que se haga de "desescalada" de medidas "deberá permitir una transmisión ordenada de la enfermedad".

Recuperación a dos velocidades

El primer muro contra la propagación de la pandemia de COVID-19 en España es desigual entre las diferentes comunidades autónomas. El objetivo del confinamiento ha sido frenar la escalada de contagios y eso se ha logrado de manera diferente según el grado de infección que existía en cada territorio cuando se decidió el estado de alarma. Las proyecciones llevadas a cabo diariamente por los matemáticos asturianos Juan Luis Fernández y Zulima Fernández-Muñiz constatan cómo la tendencia descendente de la curva de nuevos casos diarios evoluciona a distinto ritmo. Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Madrid y La Rioja aún mantienen unas tasas de contagio elevadas, tras haber superado recientemente el pico, mientras que otras como Asturias ya lo sobrepasaron hace más de una semana, aunque el descenso también tenga sus altibajos.

La representación del número de casos totales, recuperados o fallecidos por millón de habitantes permite comprobar cómo la curva de nuevos enfermos es menos inclinada en Asturias, con una tasa de casos en la actualidad de 1,3 contagiados detectados y activos por cada 1.000 asturianos, mientras que en España esa cifra es de 1,77 casos activos por cada 1.000 españoles. La tasa de fallecimientos respecto a enfermos diagnosticados es también en Asturias sensiblemente inferior respecto al conjunto de España: 0,0572 frente al 0,0982 nacional. Sin embargo, en España hay una tasa mayor de recuperados (principalmente en Madrid y Cataluña), y Asturias cuenta con una tasa de hospitalizados por casos ligeramente superior a la nacional. Tener pocos casos es una ventaja y un riesgo: permite superar antes la primera batalla pero expone más a la población a una posible segunda ola de contagios.

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