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Crisis del coronavirus

El clamor de una enfermera asturiana en Madrid contagiada de Covid: "Más que nunca hay que luchar por una profesión digna"

La gijonesa Isabel Rodríguez García, que lleva 13 días de baja, relata durante su confinamiento todos los sinsabores de una profesión maltratatada a cuyos integrantes ahora se trata como héroes

El clamor de una enfermera asturiana en Madrid contagiada de Covid: "Más que nunca hay que luchar por una profesión digna"

La gijonesa Isabel Rodríguez García lleva ocho años fuera de Asturias ejerciendo como enfermera en Madrid. "Actualmente tenemos una situación horrible por aquí como ustedes sabrán y muchos hemos enfermado a consecuencia del Covid", dice. Es su forma de presentarse ante un medio de comunicación, LA NUEVA ESPAÑA, que quiere utilizar como desahogo cuando se encuentra en aislamiento en su casa. Un tiempo que le ha llevado a reflexionar, más si cabe, sobre los sinsabores de su profesión y los desvelos que lleva aparejada la enfermería, esa dedicación a la que muchos aspiran desde niños, como en su caso.

Asegura Isabel que el Covid les está dando duro, pero no es el gran problema de la enfermería, una profesión que acumula "muchos años de precariedad y especialmente en Asturias, donde eso ha sido muy acentuado, con contratos muy precarios y condiciones muy indignas. Por ello muchos de nosotros hemos tenido que huir de nuestra tierra en su día".

Quiere darle voz a todo ese camino lleno de espinas de las enfermeras y los enfermeros de España y el que sigue es su relato, en primera persona.

"Con 7 años sabía que quería ser enfermera"

"Puedo decir que soy enfermera de vocación. Los que me conocéis bien lo sabéis. Con apenas 7 años correteaba por mi casa con un maletín en mano diciendo que era la "enfermera Isabel". Cuando cumplí los 18 mi sueño cada vez se encontraba más cerca, solo tendría que intentar conseguir las notas más altas de bachiller que pudiera y enfrentarme a una prueba de acceso a la universidad, que en mi comunidad autónoma por aquél entonces era de las más altas de España.Pase el bachiller, pase la PAU (con muchos nervios) y logré entrar en la facultad de Enfermería de León. León para mi fueron los mejores años de mi vida, pero me tuve que alejar unos años de mi familia.Cuando llevaba un mes estudiando allí me llamaron de la Facultad de Gijón ofreciéndome una plaza. Era la última en entrar. Lo tenía que decidir en unas horas... y dije que no, porque mi curso ya estaba encauzado. Los años de universidad fueron los mejores años de mi vida, estudiar fue duro, pero me encantó estudiar enfermería. La carrera que siempre quise... No sabía lo que vendría después.Tras acabar la carrera me volví a Gijón, y estuve allí un año viviendo. En ese año trabajé con el SESPA, fueron 13 días para ser exactos (13 dias de 365! Guau...). El resto del tiempo me ganaba la vida dando clases como monitora de spinning. Estar como demandante de empleo en el Sespa (y como en cualquier otra comunidad autónoma) me generaba mucho estrés, vivía pegada a un teléfono€ en cualquier momento podía sonar y si no lo cogía o no aceptaba el contrato sería sancionada con un año sin poder trabajar.Durante la carrera me fui dando cuenta de que mi vocación, aparte de la enfermería, era la Enfermería de Urgencias y Emergencias. Una profesora maravillosa también ayudó mucho para que sucediera ésto. Necesitaba aprender más, llenarme de conocimientos y por ello decidí irme a vivir a Madrid.Me gustaba el paciente crítico así que empecé mi primer experto. Me acuerdo que hice cola una noche entera en la calle para poder entrar dentro de las plazas que tenía el curso. Era diciembre y hacia mucho frío. Aun así, aguanté y conseguí inscribirme. Tras unos meses, mi primer contrato en la publica llegó. No era lo que verdaderamente me entusiasmaba, "la planta", pero eso me daría puntos, poco a poco, para poder llegar a donde yo quería llegar.Poco a poco fuí enlazando contratos en el hospital, trabajando como todas mis compañeras... festivos, nocheviejas, domingos, repito como todas nosotras.Cada año me peleaba con muchas administraciones para poder entregar mis méritos correctamente, mis horas de los 20.000 mil cursos que hacia al año para poder tener "puntos".Algunos de mis compañeros se fueron a trabajar fuera. Inglaterra, Portugal... otras decidieron hacer especialidades... matronas... (lo que les conllevó un año de estudio más dos años de residencia) pero consiguieron ser lo que ellos querían.Tres años después de acabar mi carrera ya tenía tres expertos en cuidados críticos y uno en camino a punto de finalizarse. Tres años después seguía trabajando en una planta, que, pese a seguir siendo algo que no me entusiasmase, pues me daba de comer y me acercaba poco a poco a tener los puntos necesarios para empezar por fin, algún día a tener un contrato a jornada completa más o menos decente.Voy a profundizar en la planta. Amo a mis pacientes. Intento recordar con todas mis fuerzas mi vocación, pero a veces una toca fondo cuando sale a las 8 de la mañana con un careto de fantasma indescriptible, después de llevar 10 horas trabajando, llevando a 16 pacientes, con un nivel de estrés máximo, un caos horrible y un descontrol inexplicable.Mis compañeras me intentan consolar, a la vez se consuelan ellas también. Decían: es lo que tiene ésta profesión Isa, tenemos que comernos mucha mierda para poder llegar a tener algo medianamente "digno".Pues bien voy a hacer un apunte que me parece importante. Después de todo esto, para poder llegar a tener un trabajo fijo tendrás que someterte a las conocidas "oposiciones" y da igual lo mucho que estudies... que como no tengas mínimo 12 o 15 años trabajados no vas a poder conseguir plaza, a no ser que seas un lumbreras, y aún así ni con esas. Algunas compañeras son auténticas heroínas para mi... Trabajan, tienen hijos, y han podido estudiar a duras penas para con casi 35-40 años conseguir su plaza fija. ¡Mención especial el dinero que una enfermera se gasta a lo largo de su vida en postgrados, especialidades, cursos, sindicatos, colegios, tasas de exámenes!, academias, traslados...Tres años y medio después€ llega por fin mi primer contrato en urgencias. Contenta, alegre, por fin voy cumpliendo mi sueño!!!!!!!. Y Llega esta pandemia. Pero como las cosas en la enfermería no podían ser de otra manera; me encuentro compañeras que no tienen epis, mascarillas reutilizadas en incluso 2 o 3 turnos. Me encuentro el miedo de poder contagiarnos. Y aquí estoy yo en mi casa. Llevo 13 días de baja, por síntomas compatibles con Covid. Sola. Lejos de mi familia, porque el SESPA no me ha permitido tener una estabilidad laboral.Ayer leo en el Facebook que ya somos 19.700 profesionales contagiados en toda España. ¿Y sabeis qué? Que me apetece llorar. Que mi carrera de enfermería es una carrera sin fondo. Que no sé ya si mi vocación se ha ido o sigue aquí. Que no sé qué va a ser de nosotros. Que no sé si cuando todo esto acabe volveré a ser esa persona pegada a un teléfono pendiente de recibir un contrato de 15 días y con miedo de no decir que no, para ser sancionada un año entero.Que pienso en mis pacientes, que me necesitan, más que nunca... Pero ¿quién piensa en nosotros y nosotras? ¿Quién nos protege? ¿Quién nos da condiciones dignas? ¿Quién piensa en la importancia de nuestras vidas, en nuestra estabilidad, en nuestras condiciones tanto físicas como psicológicas?Quiero recordar a esa niña, ilusionada que gritaba por todos los sitios ¡Quiero ser enfermera! Pero sinceramente, ésto hoy no me consuela. Hoy solo me consuela que escuchéis mi historia. Sé que todos los trabajos tienen lo suyo. Sé que la mayor parte de nosotros tenemos condiciones laborales precarias. Pero ojalá algún día pueda decir: "soy enfermera de vocación y estoy contenta con mi trabajo al completo; Estoy contenta con mi país".¿Porque sabéis una cosa? No se puede recortar en Sanidad, señores. Porque sin salud no vamos a ningún lado. Porque estamos perdidos. Porque tanto la sanidad como la educación son los cimientos de un país. Porque si quieren cuidados de calidad, cuídennos primero a nosotros, los "héroes" sin capa, ni espada, ni escudo. Los de la primera línea. Esos por los que salen a las 20 horas a aplaudir todos los días. Os agradezco enormemente los aplausos, pero ésta es la dura realidad de mi vocación enfermera.Seguiré luchando hasta que mi mente y mi cuerpo aguanten. Porque creo que verdaderamente mi profesión es maravillosa y más si se tiene vocación.

Tras acabar la carrera me volví a Gijón

Necesitaba aprender más, llenarme de conocimientos y por ello decidí irme a vivir a Madrid.

Me gustaba el paciente crítico así que empecé mi primer experto

Voy a profundizar en la planta. Amo a mis pacientes

comernos mucha mierda para poder llegar a tener algo medianamente "digno".

como no tengas mínimo 12 o 15 años trabajados no vas a poder conseguir plaza,

cuando todo esto acabe volveré a ser esa persona pegada a un teléfono pendiente de recibir un contrato de 15 días

"soy enfermera de vocación y estoy contenta con mi trabajo al completo; Estoy contenta con mi país".

Porque si quieren cuidados de calidad, cuídennos primero a nosotros, los "héroes" sin capa, ni espada, ni escudo.

Seguiré luchando todo lo que pueda por aquellos pacientes que me echan una sonrisa, por aquellos pacientes que me dicen ¡ay asturianina!

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