La consejería de Sanidad del Gobierno del Principado de Asturias ya trabaja en la vida después del confinamiento y, sobre todo, en como se organizará la vuelta a la vida "normal" después de la lucha contra el coronavirus. Así lo afirmó esta mañana durante su comparecencia telemática ante los grupos políticos de la Junta General del Principado el consejero de salud del gobierno regional Pablo Fernández. "Tenemos dos semanas por delante para prepararnos para esa situación y tomar las mejores decisiones", afirmó el responsable regional.
Ante las preguntas de los grupos políticos el director general de Salud Pública Rafael Cofiño admitió que una vez que se termine el estado de alarma "tenemos que seguir en guardia" pero que ya se están estudiando las consecuencias que tendrá en la salud pública la obligación de no salir a la calle. "Tenemos que estudiar como ir añadiendo grupos de población en el desescalonamiento del confinamiento, hay que establecer una vigilancia para conocer el estado de inmunidad", afirmó Cofiño.
Repecto a la posible obligatoriedad de la utilización de mascarillas el consejero hizo hincapié en que se "están barajando muchas medidas". "Los técnicos están estudiando todas las posibilidades que se estudiarán no antes de dos semanas. Esas medidas que se están valorando pueden confundir mucho a la población. Hay que centrarse en las medidas actuales para que todo el mundo tenga claro el papel que tiene que jugar", afirmó Pablo Fernández.
Residencias
El consejero admitió que no se han hecho por el momento suficientes test a trabajadores de residencias de ancianos. "Se hacen cuando hay una petición. Todavía nos queda mucho, va a haber mucha gente afectada aún. No estamos en una situación crítica pero tenemos un número importante de personas que está transmitiendo la enfermedad", recalcó.
Ocupacíón UCIs
Asturias no está viviendo, al menos por el momento, una presión en las unidades de cuidados intensivos que se vive en otras comunidades autónomas. El consejero de Sanidad del Principado, Pablo Fernández, aseguró esta mañana durante su comparencia telemática en la Junta General del Principado que actualmente se están utilizando el 35,6 por ciento de las unidades potenciales UCI que disponen de respirador. Un dato lejos del de otras comunidades autónomas.
Sanidad privada
La directora general del SESPA, María Concepción Saavedra, aseguró hoy que el Servicio de Salud del Principado de Asturias ya ha tramitado con diferentes empresas que el gobierno regional pueda disponer de 60 camas para pacientes con coronavirus en la sanidad privada: 24 en la clínica Asturias, 24 en el hospital Covadonga y 12 en la clínica Begoña. "A estas zonas se va a derivar a pacientes positivos pero asíntomáticos o que tienen síntomas leves pero que no pueden permanecer en sus centros", afirmó Saavedra.
Más curados que nuevos infectados
Por vez primera, más enfermos curados que nuevos infectados. Por vez primera, una bajada de pacientes con la enfermedad activa. Y, además, una notable caída de la cifra de hospitalizados y de pacientes ingresados en cuidados intensivos (UCI). La pandemia de COVID-19 da síntomas de ir a menos en Asturias y el sistema sanitario parece estar dando una respuesta más que notable al desafío epidemiológico más complejo desde la gripe de 1918.
Las cifras difundidas anoche por la Consejería de Salud constituyen una fuente de optimismo muy considerable. Por supuesto, en un proceso pandémico resulta insensato cantar victoria, pero los números confirman, e incluso acentúan, la tendencia favorable de los últimos días. Las cifras son netas: 50 curados en un día frente a sólo 26 nuevos enfermos. Se realizaron 867 análisis de PCR, la prueba más fiable, y sólo 26 dieron un resultado positivo: un 3 por ciento, incluso inferior al 5,4 por ciento del lunes. Y, para rematar, una evolución que hace una semana casi nadie -o directamente nadie- se atrevía a soñar: el pasado sábado estaban en la UCI 83 pacientes, y se daba por seguro que esa cifra iría a peor. Pues bien, el domingo pasaron a ser 76, el domingo 74 y ayer 70.
