-Ay, fíos, muches gracies por venir a ayudanos.

-Nada, señora, estamos para lo que haga falta. Vamos a salir de esta.

La que agradece es una residente de 93 años del geriátrico de Ablaña, en Mieres, que en su paseo por las inmediaciones del centro se encontró ayer con un grupo de mineros -parapetados tras monos blancos de plástico y mascarillas- desinfectando la zona con pulverizadores con agua y lejía. El que responde y anima es David Fernández Priede, uno de los 120 trabajadores de Hunosa que, en la primera oleada, se han "alistado" como voluntarios para la tarea. Los mineros irán rotando para realizar labores de desinfección por el coronavirus y hacer entregas de alimentos en ocho concejos de las Cuencas. Ayer le tocó el turno al primer relevo de 27 trabajadores, que estuvieron en San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Mieres, Riosa y Morcín.

En las labores participan trabajadores de Hunosa que están en situación de permiso retribuido recuperable al pertenecer a los centros de trabajo considerados no esenciales por no formar parte de la cadena productiva de abastecimiento de la térmica de La Pereda. Otros, adscritos al pozo San Nicolás y a la propia térmica, colaborarán fuera de turno.

Fernández Priede, mierense de 43 años, casado y padre de un niño de 10 años, no se lo pensó dos veces cuando se planteó la iniciativa: "Mi hijo y mi mujer me dijeron que me cuidara porque en casa ya sabían que me iba a apuntar, al igual que han hecho muchos de mis compañeros del pozo Santiago. Los mineros siempre se han caracterizado por su solidaridad, lo llevamos en el ADN, y esta vez no iba a ser diferente. Había que dar un paso al frente".

Este trabajador se ocupó ayer de desinfectar junto con sus compañeros el entorno de varios geriátricos del Caudal. A otro minero, Pablo Pérez Pello, vecino de Olloniego de 41 años, le tocó la misma tarea en las inmediaciones de supermercados, entidades bancarias, centros de salud y espacios urbanos de San Martín: "Estoy en el pozo Sotón y conozco a mucha gente del concejo, así que reconforta mucho que te vean por calle y te den las gracias por venir a echar un cable. Mi mujer lo veía con algo de preocupación, lógicamente, pero creo que los mineros somos solidarios por naturaleza. Siempre vamos a ayudar en todo lo que sea posible", sentencia.