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Cabueñes deriva pacientes y agiliza altas y test rápidos ante la saturación en plantas

El hospital gijonés instala camas supletorias por el incremento de enfermos de edad avanzada l Aumentan los ingresos de residentes en geriátricos

El Hospital de Cabueñes, en Gijón, ha pasado de la calma al estrés en muy pocas horas. Había sido, hasta ahora, el centro de referencia más aventajado en la lucha contra el COVID-19 en la región, pero brotes del virus en varias residencias de ancianos privadas a lo largo de la tarde de anteayer pusieron en jaque a un complejo sanitario que amaneció ayer con saturación en todas sus plantas dedicadas a pacientes con sospecha de infección por coronavirus. Como también ha aumentado la afluencia de enfermos de edad avanzada por patologías no relacionadas con el virus, el resto de las plantas están también sobrecargadas y tenían ayer por la mañana 26 camas auxiliares ante la falta de espacio.

Durante todo el día de ayer se dio la orden de agilizar el trámite de altas y derivar a usuarios a Cruz Roja y Jove, los dos centros concertados de la ciudad. Cruz Roja tiene una planta para positivos y posibilidad de habilitar otra, y Jove se mantendrá, en principio, como "hospital limpio" para enfermos de patologías no relacionadas con el COVID-19. La jornada también comenzó con el reparto de test rápidos en las plantas de sospechas, según informaron varios sindicatos. Su saturación responde a una cuestión logística: cuando un enfermo muestra síntomas de COVID-19, pero aún no se le ha hecho la prueba, debe estar en aislamiento y no compartir habitación con ningún otro paciente para evitar contagios cruzados. Sin embargo, las plantas de contagiados sí pueden tener enfermos compartiendo habitación.

La estrategia de Cabueñes funcionó: los ocho enfermos que se habían quedado por la noche en el área ampliada de Urgencias consiguieron pasar a planta y varios ingresados dieron positivo gracias a estos test. Por otra parte, como toda el ala par del complejo hospitalario está ya dedicada a la atención del virus, el ala impar empieza a sufrir el desgaste: varias de sus plantas amanecieron ayer con más de 30 pacientes, mientras que las de positivos no pasaban de los 17, regresando las temidas camas supletorias, que son las que instalan a un tercer paciente en una habitación prevista para dos personas, dejando al último sin mesita ni armario. A primera hora de la mañana había cinco de estas camas y otras 21 duplicando las habitaciones individuales. Cabueñes tenía a primera hora 49 positivos y 55 enfermos pendientes del resultado, pero con sus UCI tranquilas.

Preocupan ahora dos de las residencias de ancianos (ambas privadas) que derivaron a usuarios al hospital. Una de ellas, según fuentes consultadas por este diario, ya cuenta con apoyo del personal del Sespa al tener quince profesionales y dieciséis ancianos contagiados y sumar cinco fallecidos. La otra pidió apoyo de personal público ayer, tras notificarse el contagio de seis empleados. Tiene diez residentes contagiados y un fallecido. Hay un tercer geriátrico implicado, también intervenido por el Sespa, que acumula ya veintidós ancianos contagiados, dos fallecidos y dos profesionales enfermos.

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