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"Ese tiempo ya no se va a recuperar", dicen trabajadores gijoneses

El operario Roberto García, ajustando una retroexcavadora en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

El fin del veto a los trabajos "no esenciales" se produjo ayer en Gijón con una progresiva y muy celebrada vuelta a la actividad. "Más que importante, es indispensable", asegura el mamparista José Dos Anjos mientras recoge material: "Soy autónomo y los gastos los tengo que pagar igual. Fueron dos semanas de mucha incertidumbre en los que estaba preocupado por la cuestión sanitaria, pero también por la económica". Con todo, tiene claro que "ese tiempo ya no se va a recuperar, pero nos conformamos con lo que hay".

El sonido de las obras volvió a escucharse ayer en Gijón, tras dos semanas de obligado parón en los que el "agobio" fue constante para los trabajadores de la construcción, como el albañil Miguel Ángel Martínez, que asegura que durante estas últimas dos semanas "nos comimos mucho la cabeza". Ahora, aunque contento por volver a trabajar, le queda la "incertidumbre" sobre lo que deparará el futuro. Así lo siente también Víctor Montila, carpintero, que asegura que "antes me preocupaba la economía y ahora la salud", por lo que intenta cumplir "a rajatabla" las normas de seguridad portando los equipos de protección individual oportunos y manteniendo la distancia de seguridad.

La actividad se reanudó ayer también en otro de los principales polos económicos de la ciudad: el Parque Científico y Tecnológico, situado en la gijonesa Milla del Conocimiento. "El parón fue tremendo, pero poco a poco se va recuperando el pulso", explica Luis Díaz, gerente de Gijón Impulsa -Centro Municipal de Empresas-, que estima en un 10 por ciento el número de trabajadores que ayer volvieron a la actividad, sobre todo en labores de mantenimiento o control, ya que los sectores allí asentados, esencialmente tecnológicos, "tienen más facilidad para el teletrabajo".

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