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Una médico asturiana denuncia las amenazas que le enviaron a su padre: "Estoy harta y avergonzada de todos vosotros"

El padre de la facultativa recibió insultos por irse a su segunda residencia y aislarse de toda su familia sanitaria

Una médico asturiana denuncia las amenazas que le enviaron a su padre: "Estoy harta y avergonzada de todos vosotros"

Con rabia, indignación y vergüenza. Así vivió ayer una médico asturiana las amenazas que varios vecinos de Luanco enviaron a su padre. Todo comenzó a finales del pasado mes de marzo. Fue entonces cuando esta facultativa natural de Gijón (una uróloga en un hospital del País Vasco que prefiere no dar su identidad), empezó a hablar con su madre de la posibilidad de aislar a su padre. “Mi madre es auxiliar de enfermería en el Hospital Universitario Central de Asturias. Cuando le dijeron que iba a tener que empezar a trabajar en la planta en la que estaban los pacientes con coronavirus supimos que había que hacer algo con mi padre. Tiene 65 años y es población de riesgo por lo que para evitar que hubiera problemas decidimos que cogiera el coche y se trasladara a vivir a la casa que tenemos en Luanco”, relata esta médico que también tiene otra hermana que lucha contra el coronavirus ejerciendo como facultativa en el HUCA.

Lo que no esperaban los gijoneses es que la decisión de aislar a su padre les trajera consigo amenazas. “Nosotras obligamos a nuestro padre a irse a la segunda residencia solo sin su familia y sin poder ver a su nieto de dos años. No creo que quiera tener que ver a su mujer por videollamada. Tiene un justificante médico (no firmado por mi) en donde se pide un distanciamiento de la familia)”, explica. Días después de que el hombre llegara a Luanco alguien denunció a través de las redes sociales la llegada de este “familiar de sanitarios” al pueblo. “Esto es una vergüenza, ponerles cara que se lo merecen”, pedían algunos en la citada publicación en Facebook. Pero la cosa no acabó ahí. Si lo hubiera hecho al menos el receptor de las amenazas ni se hubiera enterado por no ser usuario habitual de redes sociales. Alguien quiso que le llegara el mensaje. Hizo un pantallazo de las amenazas, las imprimió y se las mandó por correo al afectado.

“La gente se está volviendo loca. Yo creo que estar en casa está afectando de más a la gente. Ya es bastante duro como para cabrearse con cosas así. Mi padre no tiene porqué soportar esto, que sólo demuestra que la gente no tiene empatía”, afirma la doctora.

La joven médico trató de desahogarse en la tarde de ayer en Facebook. “Estoy harta y avergonzada de todos vosotros”, les decía a los autores de las amenazas de su padre, “de los que salís a aplaudir a las ocho de la tarde como un reloj para luego dejar notas anónimas. No tenéis ningún derecho a meteros en la vida de nadie”. “Ojalá que cuando todo esto termine salgamos todos los sanitarios a la calle a defendernos, porque igual que tú te quejas de que ves a gente por la calle yo me quejo de la falta de equipos para mi y mis compañeros, de la falta de empatía del Gobierno y de la falta de todo”, concluyó.

Se trata este del segundo caso de acoso a un sanitario que tiene lugar en las últimas horas en Asturias después de que a principios de esta semana, tal y como avanzó este periódico, una médico psiquiatra y su marido residentes en un pueblo de Villaviciosa, denunciaran el ataque sufrido de madrugada. Tal y como reflejan las cámaras de seguridad de la zona en la que residen estos dos denunciantes una persona que por el momento no ha podido ser identificada se acercó al coche de la facultativa, que estaba fuera de su finca, y lo roció con pintura blanca. “Llevamos diez años viviendo aquí y nunca nos había pasado algo así. Es tremendo. Luego salen a las ocho a los balcones a aplaudir”, señalaba el marido de la médico poco después de poner los hechos en conocimiento de la Guardia Civil.

Los agentes de la Benemérita ya investigan lo sucedido en este caso. Su primer objetivo es el de identificar a la persona o las personas que realizaron estos ataques para elaborar un atestado sobre lo sucedido y que la autoridad judicial decida. A lo largo de los últimos días varios profesionales dedicados a actividades consideradas “esenciales” por parte del Gobierno central (y que por lo tanto tienen que seguir acudiendo a su puesto de trabajo a pesar del confinamiento al que obliga el estado de alarma), han denunciado a través de las redes sociales y de los medios de comunicación las agresiones e intimidaciones de las que han sido víctimas en su entorno más cercano. Muchos vecinos han visto su presencia como una “amenaza” ante la expansión del coronavirus y han llegado incluso a pedir a estas personas que trabajan por los demás que se aíslen y se cambien de residencia.

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