La confianza empresarial en la evolución económica se ha desplomado en España a niveles no vistos en toda la serie histórica, que data de 2013, con una caída del 26,9% en el segundo trimestre respecto al primero, a causa del impacto de la pandemia y de las medidas de confinamiento, que han cancelado muchas actividades mercantiles.

El 75,1% de los gestores de establecimientos empresariales considera que la marcha de su negocio será desfavorable en el segundo trimestre, mientras que en Asturias el pesimismo es 4,4 puntos superior al promedio: el 79,5% de los encuestados en el Principado (casi ocho de cada diez) tienen malas expectativas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto sitúa a Asturias como la cuarta comunidad autónoma con peores presagios entre los gestores de negocios del país, sólo por detrás de Baleares (83,7%), Canarias (82,3%) y La Rioja (80,7%).

Esto contrasta con que en las proyecciones que han hecho hasta ahora varios centros de análisis de perfil académico, como Fedea y Ceprede, Asturias figura entre las regiones que, por su tipología industrial y estructura económica, no está entre las comunidades que resultarán más damnificadas, que son las que tienen una muy elevada exposición, en términos de porcentaje de empleo y de producto interior bruto (PIB), a los servicios y en particular al turismo de masas. Este factor es el que explica, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en sus predicciones económicas del pasado martes haya atribuido a los países europeos con mayor dependencia del sector turístico (como es el caso de España, Italia, Grecia, Portugal y Croacia) un mayor decrecimiento esperado para este año que en los que carecen de esta acusada especialización económica.