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La picaresca: yogures a 18 kilómetros de casa y barras de pan sin hacer

Las patrullas para vigilar el cumplimiento del confinamiento están dejando un buen anecdotario a los agentes. Escuchándoles, la picaresca de algunos avilesinos parece no tener límites.

Hace unos días los agentes detuvieron a un vehículo en la rotonda de Los Canapés. Según la documentación del conductor, residía en Candás (Carreño), a casi 20 kilómetros de donde le habían parado. "Es que a mí mujer los yogures que más le gustan son los del Lidl", argumentó el infractor, que dejó pálidos a los agentes.

Los hay también que llegado el punto eluden las excusas y responden a calzón quitado. También hace unos días, en un barrio de Avilés, los agentes interceptaron a un viandante: "¿A dónde se dirige?", preguntaron los policías. "Voy a comprar droga", respondió el vecino, que se llevó un buen chute de realidad: una propuesta de sanción de 601 euros.

Otros libran por poco. En Sabugo, ayer, los policías dieron el alto a un hombre que salía con las manos vacías de la panadería. "¿A dónde se dirige?", le cuestionaron. "Vengo de comprar el pan", respondió. "¿Y dónde está?" , le insistieron. "Tengo que volver luego, porque el que había estaba poco cocido", resolvió. En este caso, el vecino llevaba un ticket de haberlo pagado por adelantado y no fue sancionado.

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