La primera afirmación de la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, de que los niños hasta 14 años solo podrían salir a la calle acompañados por un adulto para ir al supermercado, la farmacia o el banco, enmendada a última hora de la tarde por el ministro de Sanidad, cayó como un jarro de agua fría entre los padres. En Gijón, la medida tuvo como respuesta una sonora cacerolada de protesta.

La concreción de las medidas para permitir la salida de los pequeños a partir del próximo lunes (finalmente el Ministro afirmó que los paseos se podrán dar ya el domingo) puso en pie de guerra a las familias durante buena parte del día, con convocatorias en redes sociales toda la tarde para quejarse pota en mano contra lo que consideraban "una medida sin ninguna lógica, dejando que los niños entren en recintos cerrados, poniéndose en contacto con otras personas, en vez de dejarles salir a pasear por la calle alrededor de su casa", lamentaban las familias de varias asociaciones de padres de Gijón.

"Tomadura de pelo", "broma de mal gusto" o "sinsentido" fueron algunos de los calificativos más repetidos entre los progenitores con niños, que acusaron al Ejecutivo de "generar falsas esperanzas" después de un confinamiento que para los más pequeños se hace eterno. Muchos aseguraban que para salir así de casa optarían por "seguir como estamos"; los padres de bebés ponían de relieve "el absurdo" de ir al supermercado con un carrito "cuando se nos pide que hagamos compra grande para salir lo menos posible y no podemos cargar con todo", y otros se quejaban de que "no pueden ver a sus propios abuelos pero pueden coincidir en el súper con los abuelos de otros".

Así las cosas, se creó incluso una iniciativa en Change.org para recoger firmas contra esta decisión, que "no tiene comparación con otros países, en los que sí se deja a los niños tomar el aire de forma ordenada y donde no haya peligro".

Los padres gijoneses quisieron que su protesta fuera sonora a la par que el ministro de Sanidad cambiaba de criterio para dejar, ahora sí, que los niños salgan de paseo, y, tras el aplauso a los sanitarios, ayer salieron a los balcones en varios barrios y calles para meter ruido con cucharas y cacerolas. "Es todo una burla", denuncian. Más, cuando las normas han cambiado en apenas horas.