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Las polémicas decisiones del Ejecutivo durante el estado de alarma

Epidemia de bandazos en la Moncloa

El Gobierno suma desatinos desde que estalló la alerta: minimizó la propagación del virus, lo comparó con la gripe, compró material defectuoso y reculó tras anunciar medidas de impacto

Fernando Simón. E. P.

El coronavirus ha roto casi todas las previsiones del Gobierno de Pedro Sánchez, que ha acumulado desde el pasado mes de enero errores, fiascos y bandazos. El Ejecutivo, que pretende perseguir los bulos que causan alarma entre la ciudadanía y que está empeñado en laminar críticas supuestamente injustificadas hacia su gestión, también ha lanzado mensajes que la oposición ha calificado de mentiras. Y Facebook investiga la existencia de cientos de perfiles falsos dedicados en exclusiva a respaldar las publicaciones del Ministerio de Sanidad. El COVID-19 ha desarmado además en múltiples ocasiones a Fernando Simón, el epidemiólogo que plantó cara al ébola y al zika y que ha asumido el difícil reto de ser "cara" del Gobierno durante la alarma sanitaria. Simón, responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha errado en muchos de sus pronósticos.

31 de enero. La epidemia no llegará a España. Simón lanzaba mensajes optimistas el día en que se daba cuenta del primer positivo en España: "Parece que la epidemia tiene posibilidades de empezar a remitir. Creemos que España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado. Esperemos que no haya transmisión local; si la hay, será muy limitada y muy controlada".

16 de febrero. El coronavirus, como una gripe. Comparaba Simón al COVID-19 con la gripe: "Sorprende el exceso de preocupación, la gente no se agobia con la gripe porque está acostumbrada". Y resaltaba los "muchísimos recursos" existentes "para detectar problemas sanitarios y actuar contra ellos, para desarrollar vacunas..."

23 de febrero. En España no hay virus. Tras conocerse el fallecimiento de dos personas y el aislamiento de 50.000 en Italia, Simón mantuvo sus mensajes de calma: "En España ni hay virus ni se está transmitiendo la enfermedad". En realidad, ya circulaba por España, e incluso había causado una muerte, el 13 de febrero. Pero todo eso no se supo hasta tiempo después.

28 de febrero. El riesgo está delimitado. Se notifica el primer contagio local (no importado) en Sevilla, pero Simón insiste: "No hay ninguna razón para cambiar de escenario porque el riesgo está perfectamente delimitado, no es un riesgo poblacional. La contención está funcionando".

29 de febrero. De momento, habrá Fallas. "De momento no vamos a suspender las Fallas, no tenemos información que nos indique que tengamos que suspenderlas, pero si hay que hacerlo, se hará", declaró Simón. Once días más tarde, se suspendía la fiesta valenciana.

2 de marzo. Vía libre a los actos multitudinarios. Con más de un centenar de casos diagnosticados, Simón dice: "No debería ser un problema grave celebrar eventos multitudinarios. Suspender actos supondría que el virus circula sin control por nuestro país. Hay medidas que a veces son más efectistas que efectivas".

4 de marzo. Cerrar colegios aumentaría los riesgos. Italia cierra sus colegios y universidades. Preguntado Simón si la medida podría aplicarse en España, respondió: "Cerrar colegios no reduciría riesgos, sino que los aumentaría". El Principado los cerró ocho días después.

7 de marzo. Sin miedo al virus en la víspera del 8M. Simón: "Si mi hijo me pregunta si puede ir a la manifestación del 8M le diré que haga lo que quiera". Había ese día 490 casos reconocidos, 93 más que el día anterior, "pero casi todos asociados a grupos bien identificados que se han producido a partir de conocidos, con lo cual no han aumentado sino que incluso se han reducido algunas de las zonas. No hay una avalancha de casos", añadió.

8 de marzo. La manifestación no será problema. Simón respalda por la mañana la decisión del Gobierno de permitir la manifestación del 8M. También se consintió un acto de Vox.

13 de marzo. Peluquerías, donde dije digo... El Gobierno señaló en un primer momento que las peluquerías abrirían al público, como las farmacias, supermercados, gasolineras, estancos, kioscos, estancos... Pero las fortísimas críticas del sector hicieron que diera marcha atrás y se decretó su cierre.

14 de marzo. España no es Italia. Comparando las crisis de Italia y España, Simón dijo que las situaciones eran diferentes: "Hay dos zonas en las que obviamente hay algún tipo transmisión comunitaria (Madrid y el País Vasco), y se van a discutir medidas; pero en el resto de España, si bien hay una sobrecarga del sistema, la percepción es muy diferente". Aseguró que la expansión del virus estaba "identificada" y "controlada", y que el problema en Europa era "Italia, que tiene más de 7.000 casos", aunque auguró un inminente descenso de los mismos.

18 de marzo. El fiasco de los test. El Gobierno compró por 17,1 millones 700.000 test de detección rápida de coronavirus procedentes de China que resultaron inservibles. Llegó a pagar a un intermediario español 7 millones, el 35 por ciento de la factura. Al menos otra remesa de test tampoco fue adecuada.

28 de marzo. Mensaje confuso a la industria. El Gobierno decidió ese día el cese de todas las actividades no esenciales hasta el 9 de abril, pero el decreto no se publicó en el "Boletín Oficial del Estado" hasta pocos minutos antes de la medianoche por las dudas del Ejecutivo sobre qué sectores debían parar y cuáles son esenciales. Tuvo que dar un día más a las empresas, que no sabían si tenían que activar o no ese día sus turnos de noche. Finalmente, al no quedar claro a qué empresas afectaba el cierre, tomaron decisiones los gobiernos autonómicos.

17 de abril. Miles de mascarillas defectuosas. El chasco de la compra masiva de test rápidos procedentes de China se repitió con las mascarillas. El Gobierno retiró miles que había enviado a las comunidades autónomas: no cumplen con los requisitos europeos, pero ya las habían usado cientos de sanitarios.

20 de abril. Los niños, a los supermercados. La anhelada vuelta de la infancia a la calle acabó primero en decepción y luego en rectificación. Sanidad anunció que los niños de hasta 14 años solo podrían acompañar a uno de sus progenitores al supermercado, la farmacia, el banco o el kiosco. Las durísimas críticas de padres, pediatras e incluso el vicepresidente, Pablo Iglesias, hicieron recular al Ejecutivo en solo unas horas: los pequeños podrán salir a pasear a diario.

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