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La casa de la vida aumenta en cuarentena

Una de las ocho madres del centro de acogida gijonés alumbra a su hijo l Las usuarias se felicitan por el buen ambiente en el confinamiento

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La Casa de la Vida crece en cuarentena

Faltaban tres semanas para que Lorena Suárez, una de las ocho madres que pasan la cuarentena en la Casa de Acogida de La Guía, saliera de cuentas. Por eso, la madrugada del miércoles al jueves, cuando experimentó un dolor que nunca había sentido, no podía imaginarse que se trataba de su hijo. Pero así era, porque a las siete de la mañana de ayer rompió aguas y a la una de la tarde, el pequeño Abel asomaba la cabeza en el Hospital de Cabueñes, en Gijón.

"Todo ha salido muy bien, perfecto", reconocía María Angustias Illana, la religiosa a cargo del centro que da cobijo a madres embarazas de escasos recursos que no quieren interrumpir la gestación. En el centro encuentran techo y aprenden un oficio para emanciparse. Cuando empezó la cuarentena eran diecisiete. O sea, ocho madres, seis niños y tres monjas. Con Abel serán dieciocho almas las que esperen que pase la pandemia entre las paredes del caserón próximo a El Molinón para seguir su vida.

Lorena Suárez, que tiene 33 años, y llegó a la Casa de Acogida de La Guía hace unos meses, salía de cuentas en mayo. "Antes de llegar al centro estaba en una situación de abandono total", explicaba, mientras preparaba la comida junto a la madre Yolanda en los fogones del refugio gijonés. Parir, tal y como están las cosas, la aterraba. "Ya me daba miedo sin virus, imagina con él", cuenta. Abel, que ha pesado menos de lo esperado, ya está entre sus brazos. Los dos esperan una vida mejor.

La vida fluye en la Casa de Acogida de La Guía. Daniela recuerda todo el tiempo que no tiene cinco años sino cinco y medio. Y se le nota. Es espabilada para sumar sin llevar, para saber que la capital de Perú es Lima y que no puede salir a la calle porque afuera "hay coronavirus". Daniela tiene cinco años y medio, pero, como su madre, María del Mar Serrano, que tiene 22, parece que tenga más. El último año de su vida se lo han pasado en la Casa de Acogida de La Guía.

María del Mar, que tiene acento de Málaga aunque no es andaluza, ha sufrido un ERTE en el comedor del colegioEstaba cada vez más cerca de tomar las riendas de su vida, pero el virus también ha paralizado eso. "Saben que aquí no van a estar toda la vida, pero emanciparse del centro se volverá más complicado a partir de ahora", reflexiona Illana.

Lori Paibas tiene 25 años y una hija de once meses que duerme ajena a todo en la habitación. Lleva un año y medio en España. Primero estuvo en Madrid y lleva tres meses en Gijón. "No sabía ni dónde estaba la ciudad", recuerda. "No poder salir lo llevo fatal. Todo es muy monótono. Quiero encontrar trabajo para poder irme, pero esto lo ha complicado todo y eso me agobia", afirma. "Esto" es, efectivamente, el coronavirus.

El "bicho" tiene querencia por los más vulnerables. "Soy alegre, pero lo llevo muy mal", reconoce María del Mar Serrano. Hace poco le grabó con su hija Daniela un vídeo a Pedro Sánchez. "¿Cuándo voy a poder salir, señor presidente?, le preguntaba la pequeña que, probablemente, llevara puestos los zapatos de princesa que calzaba cuando resolvía sumas en la sala de estar del refugio.

La Casa de Acogida de La Guía vive de los donativos. Con la crisis que ha dejado el virus y con la que vendrá, el refugio ya ha experimentado un descenso en los alimentos que les llegaban. "Ahora hay que salir a comprarlo", asegura Illana, que, como directoria, se encarga de esa tarea. Las madres, salvo para ir al médico y poco más. Algunas para ir a revisión y otras, como Lorena, para dar a luz.

"Somos católicos y tenemos fe. Esto no durará para siempre. Hasta que no tengan todo para empezar su nueva vida se pueden quedar en la Casa de Acogida. Pueden estar todo el tiempo que necesiten", finaliza la madre Angustias, la líder del refugio de la vida, que resiste con una defensa numantina al coronavirus y que ayer volvió a obrar otra vez el milagro de la vida, incluso en tiempo de coronavirus.

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