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La falta de liderazgo del Rectorado abre una guerra entre alumnos y profesores

Los equipos directivos de los centros y los departamentos salvan in extremis la incertidumbre en torno a las pruebas de evaluación

El acto académico de inicio de curso en la Universidad de Oviedo. J. RUS

"Lo peor de esta etapa es que se dañe la reputación de la Universidad de Oviedo". Quien así habla es un reconocido catedrático que, lejos de entrar el fuego cruzado entre alumnos y profesores de los últimos días, aboga por una salida calmada a la crisis en la que lleva inmersa la institución académica para dar carpetazo al agitado final de curso 2019-20, en mitad de la pandemia del coronavirus. Pendientes todavía de fijar el calendario definitivo de exámenes, a 15 días de que comiencen las pruebas, lo que aquí se expone son algunas de las claves que sucedieron al polémico Consejo de Gobierno del viernes en el que, tras más de siete horas de discusión, se puso sobre la mesa que la intención es ir hacia una evaluación online. Ello no impide que algunos profesores puedan plantear pruebas presenciales al no existir instrucción alguna en contra. "¡Es increíble, no se entienden ni ellos!", claman algunos.

El plan es que no hay plan. 24 de abril, diez de la mañana. Arranca una tensa reunión en la que los alumnos tratan de imponer su criterio y de exigir que se les permita elegir la nota más favorable entre la evaluación continua o el examen final. "Digamos que, en siete horas de Consejo, hubo un rector casi inexistente y en shock para tomar decisiones", afirman los presentes en esa reunión. Santiago García Granda, por su parte, defiende que tras una convocatoria de "intensa discusión" lo que se logró fue sacar adelante un "documento guía" hasta final de curso, que se será "con actividad no presencial y, si fuera posible, con algo presencial". Vuelven las incoherencias. Los profesores exigen que se aclare el calendario y el formato de los exámenes. Tras una sucesión de intervenciones duras, el responsable académico promete un calendario definitivo en una semana. No queda claro si habrá o no presenciales. En declaraciones a los medios de comunicación, el Rector dijo después que ve "improbables" las pruebas en el aula. Vuelven las voces en contra. Y añade que no habrá "incertidumbres ni materias no evaluadas". Todo está ahora en manos, asegura, de lo que se decida para la etapa posterior al confinamiento.

A vueltas con la libertad de cátedra. El debate acerca de si es o no conveniente que la institución académica marque de forma clara si los exámenes pueden ser presenciales o, por el contrario, se opta por una evaluación cien por ciento online ocupó varias horas. El Rector acudió en varias ocasiones a la libertad académica o libertad de cátedra, que es el derecho que corresponde a los profesores para poder enseñar, investigar y divulgar el pensamiento sin sufrir presiones económicas, políticas o de otro tipo. "Nadie está cuestionando ese derecho", advierten en círculos académicos, "es momento de trabajar con altura de miras y resolver el problema que tenemos sobre la mesa", recuerdan. "Santiago (García Granda) se enrocó y los alumnos rebajaron el nivel del debate", aseguran testigos de ese Consejo.

El retorno de las Asambleas. No es casual la frenética actividad que las Asambleas de Alumnos han mostrado en los últimos días en las redes sociales. #UniOviNosAbandona fue el hashtag elegido para viralizar su protesta contra la gestión que la institución académica está haciendo de este final de curso. Desaparecidas prácticamente desde las anteriores elecciones al Rectorado, han vuelto, precisamente, en la misma semana en que estaba fijada una nueva cita en las urnas. Finalmente las elecciones han sido aplazadas al otoño pero el protagonismo manifiesto de los estudiantes alargando durante varias horas el debate del Consejo de Gobierno llegó a exasperar a muchos. García Granda muestra, no obstante, una postura conciliadora y defiende que lo esperable en este momento es "avanzar juntos", docentes y estudiantes. Otros aprecian inhibición estas últimas semanas por parte del equipo rectoral.

El empeño de no mover el calendario. Más de la mitad de los asistentes al Consejo de Gobierno de la Universidad de Oviedo, el pasado viernes, eran invitados. Eso significa que tienen voz, pero no voto. Cuando llegó la toma en consideración del documento que presentó el equipo rectoral en la reunión para modificar el calendario académico actual debido a la crisis del coronavirus se generó cierta confusión porque no estaba claro entre los presentes quiénes tenían derecho a votar y quienes eran del grupo de los invitados. Al término de la convocatoria, pasadas las cinco de la tarde, también se pidió concretar cuantos asistentes quedaban en línea. No fue posible. "Todo se empezó a torcer por los estudiantes", declararon algunos de los presentes en la cita telemática. El enfrentamiento entre profesores y alumnos es palpable y, a las puertas de comenzar el mes de mayo, la indefinición en el calendario de final de curso se mantiene.

Los equipos de los centros toman el mando para avanzar. Lo razonable, exponen fuentes conocedoras del funcionamiento interno de la Universidad, es que en estas circunstancias el Rectorado hubiera dado un golpe de timón para salvar la zozobra a la que ha estado sometida la comunidad universitaria en las últimas semanas. "Nadie se va a oponer a que la evaluación sea online", aseguran los docentes consultados por este diario, "nosotros nunca planteamos la presencialidad", agregan. La buena voluntad de las direcciones de los centros y departamentos ha permitido despejar el camino en algunos casos. Hay profesores que optaron por la vía del correo electrónico para comunicar a sus alumnos cuándo serán las pruebas y en qué formato, a expensas todavía de ese calendario definitivo que el Rectorado prometió en una semana. Otros siete días más de espera que desesperan a muchos.

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