Un parque nacional, el de los Picos de Europa, "descabezado", al menos en la vertiente asturiana. Es más o menos la situación que afronta el espacio protegido. Rodrigo Suárez Robledano ganó en los tribunales volver a la dirección tras una sentencia el pasado enero, pero no se ha completado su regreso al cargo por dudas administrativas. A esto, se ha sumado la crisis del coronavirus. El resultado: "Descontrol y todo mal".
Así resume la situación Toño García, regidor de pastos en Cangas de Onís, quien tiene claro que "sin dinero, este parque no funciona". García y el resto de ganaderos no saben hoy por hoy quién es el director del área, en la que no se toman decisiones básicas y necesarias como la limpieza de los pastos. El sector suele tener siempre una reunión en marzo, tras la feria de Corao. "No se convocó ni se produjo, y luego pasó esto. Así que no sabemos nada". Al problema de la limpieza de los pastos, se suman mejoras de las infraestructuras que los pastores se han cansado de pedir en los últimos meses. Y sigue sobre la mesa qué hacer con el problema más grave: los daños del lobo a la cabaña ganadera. Aunque algo bueno para la temporada es que en la zona alta apenas ha habido ataques. Lo peor está en las partes bajas, avisa García.
Este advierte también de la crisis (otra más), de la que no se librará el sector por el impacto de la pandemia: "La venta de ganado está parada, hay miedo y tenemos los mercados de Siero y Torrelavega cerrados. Aparte, la comercialización de carne habrá subido en las ciudades, pero aquí, en los pueblos apenas se consume en las carnicerías, nuestras ventas dependen de la hostelería fundamentalmente".
